Ramelow se entusiasma con el destino del Land, y menciona entre otras cosas: en Alemania, una de cada dos botellas de vidrio proviene de Turingia. No hay smartphone que no tenga en su interior piezas suministradas por Turingia.
"En una misión en Holanda llevamos Bratwuerst y gnomos de jardín.¡Porque los gnomos de jardín también vienen de Turingia!". El gobernador de Linke explica de esta manera cuánto está en juego en las elecciones del próximo domingo en la región de la antigua RDA, donde las encuestas sitúan a la cabeza al nacionalista del AfD Bjoern Hoecke.
"Ese hombre propaga el fascismo corriente", es el retrato que hace Ramelow de él. "Hoecke quiere la emigración y la salida de Europa", y, por tanto, el fin de la economía local.
"Lo que tiene en mente es Berlín -continúa el presidente regional, que se reunió con la prensa extranjera y con ANSA en Erfurt-. Turingia es solo un paso hacia un cambio en el equilibrio de poder en Alemania. Quién es la eminencia gris del partido de Alice Weidel en su país? ¿Es realmente él, Bjorn Hoecke? Y con un programa como el suyo solo puede destruir nuestra región, porque sin inmigrantes no solo cerraría la gastronomía, sino que gracias a ellos el 40% del sistema sanitario local sigue en pie".
Los votantes de Sajonia también serán llamados a las urnas el 1 de septiembre, y en ambos Lander se avecina una derrota para los partidos que mantienen el gobierno de Olaf Scholz en Berlín, con un nuevo avance inquietante de los populistas.
La ultraderechista Alternativa para Alemania tiene una clara ventaja y en el Land de Ramelow llega incluso al 30%. Pero el partido de Sahra Wagenknecht también está ganando terreno: el BSW alcanzaría el 18%, con muchos votos robados al Linke, del que abandonó la esposa de La Fontaine. Se trata de la nueva "caja negra" de la política alemana, encabezada por la personalidad carismática de una mujer sospechosa de brunismo rojo, que también se centra en la cuestión de la paz en Ucrania de cara a las elecciones administrativas, con el cese de las armas y las sanciones.
La campaña electoral es verdaderamente acalorada y muy seguida en todo el país, traumatizado por la masacre de Solingen, que no hace más que aumentar el consenso de quienes temen a los "extranjeros".
En la cuidada capital de una región dominada por un magnífico paisaje rural, incluso los carteles electorales dan buena cuenta del desafío actual. '¡Escribe la historia! Vote Afd', 'El sol sale por el este. Afd', '¡Sólo hay dos géneros!', se lee en los carteles de la ultraderecha.
Luego el contrapunto. "¡Quien vota al AfD, vota al fascismo!", grita la lista internacionalista del MLPD. Mientras su figura destaca sobre el recién nacido partido Wagenknecht: "¡Pero ella es un fantasma, aquí no es candidata!", se rebela Ramelow. Y además, los demás también la acusan de engañar al electorado, mientras la actual candidata Katia Wolf asegura que no le importa la difusión de su imagen.
Pero ¿por qué la ultraderecha sigue creciendo en el este de Alemania? ¿Qué salió mal?, siguen preguntando periodistas de todo el mundo. Ramelow no tiene dudas: "Aquí la política se juega con las emociones, no con los hechos. Y la reunificación nunca se logró psicológicamente". Los complejos han permanecido, la gente se siente parte de una ciudadanía de segunda.
Solo impresiones? Katia Wolf lo ve de otra manera: "La izquierda ha perdido la confianza de la gente. Mi tío Ernst siempre decía que ahora la política sólo trata con gays, veganos y ciclistas. Los votantes no se sienten vistos, no se sienten escuchados. La gente se siente abandonada, sola, sobre todo en contextos rurales, donde en muchos pueblos no hay hospital y, durante las vacaciones, tal vez incluso un autobús para llegar allí. Muchos creen que el foco se ha trasladado a otra parte, y también tienen razón".
Por eso, después de 10 años al mando, desgastado por el último ejecutivo minoritario, según las encuestas, Ramelow corre el riesgo de perder y su partido el riesgo de desaparecer.
Mientras que los Verdes y los liberales no entrarían en el Parlamento. Pero no será nada fácil para los demás formar coaliciones estables después de la votación y encontrar una solución.
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