Y hasta ahora la esperanza es irreprochable, pero las palabras del líder indio en Polonia -una parada obligada para cruzar la frontera hacia Kiev para reunirse con Volodimir Zelenski durante su primera visita a una Ucrania devastada por la guerra- se reflejan en un trasfondo más ambiguo, en que el gobierno indio nunca condenó ni estigmatizó claramente la invasión rusa.
Y estrechará la mano del presidente ucraniano después de reunirse y abrazar a Vladimir Putin en Moscú el mes pasado, a quien también dijo estar "dispuesto" a "brindar cualquier ayuda" para la paz.
En Varsovia, Modi se reunió con el primer ministro polaco, Donald Tusk, quien confirmó la voluntad personal de su colega indio de comprometerse a encontrar una solución "rápida, justa y pacífica" al conflicto en Ucrania, así como la intención compartida de intensificar las relaciones bilaterales y establecer una más estrecha colaboración entre India y Polonia en la producción de armamento y tecnologías militares.
Pero Tusk va más allá y ve un papel más activo de India en la búsqueda de la paz, incluso el de mediador.
"Estoy muy contento de que el primer ministro haya reiterado su voluntad de esforzarse personalmente por un final justo y rápido de la guerra", dijo específicamente Tusk.
Este viaje pone es también una prueba para Modi, que, recién confirmado como líder de la India, pretende mantener un delicado equilibrio entre los vínculos históricos del país con Rusia -de la que recibe armas- y la búsqueda de colaboraciones más estrechas con algunos países occidentales, especialmente en términos de seguridad y en clave anti China.
De este modo, la etapa polaca también se vuelve "histórica" ;;-la primera visita de un líder indio en 45 años- y se enriquece con momentos simbólicos: Modi conmemoró a un maharajá indio que dio refugio a niños polacos durante la Segunda Guerra Mundial en lo que hoy es Gujarat, el estado natal de Modi donde fue primer ministro antes de alcanzar la primera línea de la política nacional.
Depositó flores frente al monumento de mármol erigido en Varsovia en honor del maharajá y anunció un programa de intercambio cultural que lleva el nombre del propio maharajá, en virtud del cual cada año se invitará a 20 jóvenes polacos a la India.
"Por fin estamos empezando a tener el nivel adecuado de relaciones políticas y diplomáticas", dijo el viceministro polaco de Asuntos Exteriores, Wladyslaw Teofil Bartoszewski.
Por su parte, Varsovia cuenta, afirmó el ministro, con la cooperación con la India "en el sector agrícola, en el sector de las tecnologías de la información, en el sector de la seguridad, en el sector de las nuevas tecnologías, en particular las tecnologías verdes".
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