Para la temporada en curso, que finalizará el próximo 15 de octubre, el gobierno permitió la matanza de 486 ejemplares, casi el 20% de los 2.450 estimados en el país.
Una cifra inferior a la del año pasado, con 648 "licencias de matanza" a las que hay que sumar otros 74 asesinatos selectivos por motivos de protección civil, alcanzando el récord de 722 osos muertos.
La especie está protegida desde 1927, cuando la caza intensiva redujo la población a 130 ejemplares, al borde de la extinción.
"Es una verdadera caza de trofeos", dijo Magnus Orrebrant, presidente de la Asociación Sueca de Carnívoros: "La gestión de la vida silvestre en Suecia consiste en matar animales en lugar de preservarlos lo mejor que podamos", declaró al diario The Guardian.
Y el periódico británico calcula que, "si los cazadores siguen matando osos a un ritmo similar el año que viene, el país estará a un paso del número mínimo de 1.400 ejemplares considerado necesario por la Agencia Sueca de Protección Ambiental para mantener una población viable y que no corra el riesgo de extinguirse".
Mientras, los medios suecos relatan, paso a paso, el avance de la caza: 24 horas después del inicio, ya fueron asesinados unos cincuenta osos.
Los responsables de los municipios interesados ;;en la caza subrayan que, a lo largo de los años, la especie tiene un ritmo de crecimiento sostenido.
Por ese motivo, a partir de 2022, una nueva ley otorga a las asociaciones de caza locales mayores poderes para supervisar la gestión de los grandes depredadores, además de los osos.
Pero son decisiones que causaron indignación: los linces, por ejemplo, en Suecia fueron reducidos a 1.450.
La Asociación Sueca de Cazadores admite que el animal no representa ningún peligro para los humanos.
Además del lobo, "no hay casos documentados de ataques de lobos a humanos en los tiempos modernos en Suecia". Los osos pardos son una especie altamente protegida por la normativa de la Unión Europea (UE), la cual prohíbe su matanza.
Según la Directiva sobre hábitats, las excepciones a esta prohibición sólo pueden concederse como último recurso para garantizar la seguridad pública, los cultivos o la flora y fauna locales.
Muchos investigadores están preocupados por la posibilidad de que los osos pardos en Suecia acaben como los alces, cuya población disminuyó un 60 por ciento desde el año 2000.
Además, según los ecologistas, la presencia de un gran número de osos haría del país un destino más atractivo para el ecoturismo y ganaría más que la venta de licencias de caza.
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