En la primera etapa del eurocónclave, los líderes llegan con una cuadrilla considerada esencialmente sólida: Ursula von der Leyen lanzada hacia la reelección en la Comisión sobre las alas del triunfo en las elecciones del Partido Popular Europeo (PPE), el socialista portugués, Antonio Costa, en el Consejo, la liberal estonia, Kaja Kallas, en el 'Ministerio de Asuntos Exteriores' de la UE.
La confirmación de Roberta Metsola en el Parlamento -que, sin embargo, elige de forma autónoma- completa el cuadro.
Excepto, por supuesto, sorpresas de última hora.
"No es mi trabajo convencer a (la premier italiana, Giorgia) Meloni, ya tenemos una mayoría con el PPE, los liberales, los socialistas y otros grupos pequeños, creo que ya es suficiente", dijo a la hora del almuerzo el primer ministro polaco, Donald Tusk (uno de los dos negociadores populares) a los que le preguntaron si había otros equilibrios a tener en cuenta.
"Está claro que no debe haber ningún apoyo en el Parlamento para un presidente de la Comisión basado en partidos de derechas y populistas de derechas", afirmó el canciller alemán Olaf Scholz, quien sostuvo que las elecciones europeas "trajeron una mayoría estable" de las mismas fuerzas políticas "que hasta ahora trabajaron estrechamente en el Parlamento".
Vivimos tiempos difíciles y es importante saber pronto qué va a pasar en Europa", agregó antes de tomar asiento en la cena de los líderes para lanzar un acuerdo marco a nivel informal que se confirmará en el próximo Consejo Europeo de fin de mes.
El sentido de urgencia es compartido por muchos. La lógica, explicaron varias fuentes, es la del paquete. La cuadrilla es el resultado de cálculos alquímicos que tienen en cuenta los votos, los perfiles, las áreas geográficas: si se modifican los apéndices, el resultado cambia, sin embargo. Y los 27 no parecen tener la intención de prolongarla. Como la danesa Mette Frederiksen, mencionada en el prepartido papable a la Presidencia del Consejo Europeo.
"Yo -dijo- no soy una candidata: Costa es un excelente colega de la familia socialista".
Entonces, por supuesto, la armonía perfecta -y es normal- aún no existe. El presidente eslovaco, Peter Pellegrini, sustituto del primer ministro Robert Fico, convaleciente tras el intento de asesinato, instó a "tener mucho cuidado con quién representará a la Unión Europea y a la Comisión a nivel internacional, para no crear aún más tensión de la esperada, no hay ninguna ya".
Una clara referencia a Kaja Kallas, la dama de hierro del este, archienemiga de Moscú.
Dicho esto, la primera pieza del mosaico es evidentemente la guía del palacio Berlaymont. Aunque el presidente francés, Emmanuel Macron, había arremetido contra la lógica del "spitzenkandidat" -en su opinión politiza el cargo de presidente de la Comisión, que es por naturaleza super partes-, la respuesta en las urnas fue clara, premiando al Partido Popular Europeo .
Además, el terremoto político en Francia debilita a Macron, quien ciertamente es menos "hacedor de reyes" respecto a la pasada legislatura. Así se vuelve al paquete.
Aquí, sin embargo, sólo cabe una pregunta. ¿Qué hará Giorgia Meloni? ¿Cuál es tu estrategia para sumar puntos? En la precumbre se reunió con el húngaro Viktor Orban, quien crípticamente definió la situación como "aún fluida" respecto a la reconfirmación de von der Leyen.
La presidenta saliente, no es ningún misterio, construyó una relación intensa con Meloni -empezando por el expediente migratorio- y, según una indiscreción de Politico.eu, incluso ha retrasado el informe anual sobre el Estado de derecho en la UE - parecen críticos con Italia por "el debilitamiento de las libertades de prensa", precisamente para sacar provecho de su apoyo, en el Consejo (donde votan los países) y en el Parlamento (donde cuentan los partidos).
Sin embargo, la reconstrucción fue denegada por la Comisión. Pero es un hecho que Úrsula sería muy útil para tener más votos en la Cámara Europea, porque la confirmación de los diputados es obligatoria y en este paso hay una preferencia secreta. Aunque la opción de los Verdes como muleta sigue abierta.
Costa, en todo esto, podría ser el candidato menos sólido.
Por ejemplo, el Partido Popular habría presentado la petición de cambiar el color político de la casilla en el Consejo a mitad de mandato, como ocurre en la Cámara Europea. Pero en general su consenso ahora se considera consolidado, salvo los psicodramas.
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