El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aprovechó la presentación del informe anual de la Alianza -el último bajo su responsabilidad, si los procedimientos de sucesión van según lo previsto- para enviar un par de mensajes muy claros. Incluso demasiado, tal vez.
Por ejemplo, a la Unión Europea. Los esfuerzos para superar la fragmentación del sector de defensa son "bienvenidos", pero cuando se trata de establecer "estándares" u "objetivos de membresía", es la OTAN la que debe liderar la carga. "No puede haber orientaciones contradictorias: la UE -advirtió- debe concentrarse en los ámbitos en los que realmente aporta valor añadido, pero no debe competir con la OTAN".
Declaraciones muy claras, justo en vísperas de un Consejo Europeo dedicado casi exclusivamente a cuestiones de seguridad en el que los líderes debatirán también la estrategia de defensa que acaba de presentar la Comisión.
Lo que pone un énfasis muy fuerte en fortalecer la industria de defensa continental, fijando cuotas de compra de capacidades 'made in Europe' de "al menos el 50%" para 2030 y del "60% para 2035". Humo y espejos para la OTAN. Las cuotas son "inapropiadas", ya que corren el riesgo de "limitar la innovación y crear barreras artificiales dentro de la alianza", explicó a ANSA un alto funcionario de la OTAN.
Stoltenberg, por otra parte, fue muy preciso al delinear los límites de quién-hace-qué. La "planificación de la defensa", incluidos los objetivos para cada aliado, "el número de tanques, aviones, barcos, el tipo de preparación, etc.", es tarea de la OTAN. Así como definir los criterios de interoperabilidad (comunicaciones, municiones, etc.). E incluso en materia de adquisiciones conjuntas, la OTAN cuenta con "procedimientos probados" para agregar la demanda de "grandes contratos".
En resumen, a los europeos no les quedaría más que "gastar más" y reducir los productos del catálogo, porque demasiados modelos aumentan los costes unitarios. "En Estados Unidos hay muchos tanques y de un solo tipo, en Europa en cambio hay menos tanques, pero de muchos tipos diferentes", analiza el secretario general. "Así que obviamente el costo por unidad aumenta". Pero esa no es la única insinuación de Stoltenberg. Los aliados, pide, deben hacer mucho más por Ucrania y rápidamente. "A los ucranianos no les falta coraje, sino municiones", advirtió.
"Juntos podemos proporcionar a Kiev lo que necesita, pero debemos demostrar voluntad política", insistió Stoltenberg.
La incertidumbre -y aquí es donde Estados Unidos acaba en el punto de mira- tiene un coste muy concreto en el campo de batalla, donde la situación es crítica. La incapacidad de los aliados para suministrar más munición es una de las razones por las que los rusos han logrado "progresar en las últimas semanas y meses".
"Permitir la victoria de Vladimir Putin sería un error histórico", comenta Stoltenberg. También porque las encuestas realizadas por la OTAN indican que los ciudadanos apoyan el esfuerzo común por Kiev.
"El 63% de los entrevistados están a favor de que su país siga ayudando a Ucrania", se lee en el informe anual, que publica los resultados de una encuesta de opinión pública realizada entre el 1 de noviembre y el 6 de diciembre de 2023.
Pero se trata de una cifra agregada. : probablemente, país por país, las indicaciones habrían sido menos entusiastas. Y esto quizás explique (en parte) las incertidumbres anteriores.
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