Bruselas versus Bruselas: dentro de algún tiempo, en las audiencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, podría aparecer ese título en la carátula. El caso húngaro y, sobre todo, la actitud de la Comisión Europea hacia Viktor Orban explotaron a menos de tres meses de las elecciones europeas.
De hecho, el Parlamento Europeo, concretamente la Comisión Juri, ha dado luz verde a la posibilidad de que el órgano electivo de la UE lleve a juicio al brazo ejecutivo de la Unión, con una acusación muy específica: en diciembre pasado no había condiciones para que se liberen los 10.200 millones de euros a favor del gobierno húngaro.
La medida de la Cámara Europea se refiere al descongelamiento de un tramo de los fondos de cohesión que la Comisión hizo oficial pocas horas antes del Consejo Europeo de diciembre. En un momento que, según los eurodiputados, no fue casual: fue, de hecho, la cumbre en la que Orban, al salir de la sala, evitó vetar la apertura de las negociaciones de adhesión de Ucrania y Moldavia.
La luz verde de la comisión Juri, que la conferencia de líderes del grupo del Parlamento debe confirmar el jueves, representa un nuevo golpe para Ursula von der Leyen. Su gestión del caso de Hungría ha sido durante mucho tiempo objeto de ataques por parte de liberales, verdes y, en menor medida, incluso de socialistas.
Pero esta vez todos votaron a favor de la acción legal, incluso los eurodiputados del PPE (partido Popular Europeo), del que von der Leyen es Spitzenkandidaten (candidata a ser electa nuevamente al frente del Ejecutivo del bloque).
"La Comisión cree haber actuado respetando plenamente el Derecho comunitario y defenderá su decisión ante los tribunales de la UE", respondió un portavoz del Ejecutivo europeo. Pero para la candidata Von der Leyen, el asunto se vuelve más complejo. La presidenta saliente no sólo no obtuvo el esperado plebiscito en el Congreso de su partido, sino que un minuto después de oficializarse su entrada en liza fue objeto de ataques y puñaladas tanto desde el frente liberal como desde el socialista.
Y lo que hizo ruido fue la entrada de uno de "sus" comisarios, Thierry Breton. Su tuit -"ni siquiera el PPE cree en Von der Leyen"- según los rumores captados por Politico enfureció al presidente francés Emmanuel Macron, pero puede haber abierto una caja de Pandora.
La gestión de Von der Leyen del diálogo con la derecha -empezando por Giorgia Meloni- y la abrupta desaceleración del Pacto Verde han desencadenado un descontento creciente.
"Todavía no apostaría a que ella será la presidenta de la Comisión", subrayó un eurodiputado veterano como Carlo Fidanza.
El PPE va camino de convertirse en el primer partido pero, como ocurrió en 2019, no está nada seguro de que pueda imponer sus Spitzenkandidaten. A mediados de junio, antes de la cumbre decisiva de los 27, se podría convocar una primera cena informal de los líderes para hacer balance.
Si las posibilidades de la ex ministra de Defensa alemana se reducen, es poco probable que Von der Leyen lleve su carrera hasta el final. Y, con libretas cerradas, se mencionan los nombres de posibles alternativas como el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis o el croata Andrej Plenkovic. Por no hablar de la opción de Mario Draghi o Christine Lagarde.
En definitiva, los juegos siguen abiertos. Y por ahora en Bruselas, la atención se centra sobre todo en el ascenso de los extremistas y la injerencia rusa. En su intervención en el Pleno, la checa Vera Jourova dio la voz de alarma, centrándose también en Italia. Las relaciones de la Liga con Moscú? "Algunos partidos se suben al carro de la propaganda rusa", subrayó la vicepresidente de la Comisión de la UE.
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