En unas declaraciones difundidas hoy por los medios de comunicación, Vulin -que fue ministro del Interior y de Defensa y que mantiene posiciones fuertemente nacional-patrióticas y prorrusas- justificó su decisión en el hecho de que "Estados Unidos y la Unión Europea piden su cabeza como condición para no imponer sanciones a Serbia".
"No soy la causa del chantaje y la presión sobre Serbia y el mundo serbio, pero no quiero permitirme convertirme en un pretexto para el chantaje y la presión sobre Serbia y el mundo serbio", dijo Vulin, para quien Serbia y el el presidente Aleksandar Vucic son objeto de amenazas y chantajes sólo comparables al ultimátum austrohúngaro de 1914.
"Nos piden que reconozcamos a Kosovo, que abandonemos la República Srpska y que dejemos de ser un país soberano imponiendo sanciones a la Federación Rusa, Si aceptáramos todo esto, la próxima exigencia sería la prohibición de las inversiones chinas, la dependencia económica y tecnológica incondicional con Occidente y la continuación de la desintegración política y territorial de Serbia con la aceptación de los valores occidentales en los que no hay lugar para la familia tradicional y la nación tradicional y, en última instancia, para la justicia social", añadió Vulin en su comunicado de dimisión.
En los últimos meses Estados Unidos le impuso sanciones por su presunta implicación en corrupción y tráfico de drogas. En este sentido, Vulin señaló hoy que las sanciones contra él son una demostración de su "perseverancia en la lucha por la unidad de los serbios". "Mi dimisión no cambiará la política de la UE y de EEUU hacia Serbia, pero frenará nuevas peticiones y chantajes. Mi sacrificio es pequeño en comparación con la grandeza de lo sagrado que defiendo", concluyó Vulin.
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