Algunos de los niños, incluso recién nacidos, fueron "decapitados", dijeron conmocionados a la televisión israelí, según un informe de un periodista de It24.
"Una masacre, una auténtica masacre", repiten también los periodistas que visitaron Kfar Aza, en la frontera con la Franja, donde los milicianos de Hamás y otras facciones palestinas se infiltraron durante la noche del viernes al sábado.
Sus testimonios y las imágenes que tomaron rebotan en las redes y sitios sociales y dan una imagen completa de la matanza: "Hay un fuerte olor a muerte, está por todas partes", denuncian, mientras en sus vídeos publicados en las redes sociales se escuchan ruidos de explosiones procedentes de Gaza.
En el kibutz -le dijeron los oficiales del ejército- fueron asesinadas decenas, tal vez cientos de personas, entre hombres, mujeres y niños: fue un exterminio.
"Esto no es una guerra, no es un campo de batalla, es solo una masacre", estigmatizó el general del ejército Itai Veruv, que acompañó a la prensa internacional hasta el lugar.
"Se puede ver a los niños, a sus madres y a sus padres, en sus dormitorios, en sus refugios y cómo los asesinaron los terroristas: no es una guerra. Es algo que nunca he visto en mi vida", añadió, y destacó que "me vienen a la mente nuestras abuelas y abuelos durante los pogroms en Europa. Pero no es algo que hayamos visto en la historia reciente".
Afuera de una de las pequeñas casas del kibutz, un cuerpo cubierto por una sábana violeta de la que sobresale un pie descalzo: una almohada y otros objetos de la casa están esparcidos por todas partes mientras los relatos de los soldados, con los ojos bien abiertos por el horror y la incredulidad por lo que vieron, describen cunas y cochecitos volcados entre sangre inocente.
En Kfar Aza, así como en la rave de Reim, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, los milicianos se volvieron locos, matando y tomando decenas de rehenes. Algunas casas quedaron casi completamente destruidas, las paredes se derrumbaron y se quemaron.
Así como muchos cuerpos. Como afirma también la portavoz adjunta del ejército israelí para la prensa internacional, Masha Michelson: "Los terroristas entraron en Kfar Aza, masacraron a la gente y quemaron algunos cadáveres. Algunos todavía están irreconocibles. Todavía estamos sacando los cadáveres de los refugios, de los apartamentos" y de la sinagoga". La portavoz confirma que "ha habido bebés y niños asesinados por terroristas", aunque no conoce el número de víctimas jóvenes, ni de decapitaciones.
A las tropas israelíes toca la macabra tarea de ir casa por casa para recuperar los restos de los civiles y colocarlos en bolsas. Solamente pudieron hacerlo cuando cesaron los combates y después de haber despejado la zona de posibles trampas explosivas. En el terreno, en las imágenes de los periodistas, también se pueden ver los cuerpos de los milicianos de Hamás muertos en los enfrentamientos.
Los soldados israelíes siguen trabajando para asegurar los caminos cercanos al kibutz, que tenía casas de una sola planta con terrazas, palmeras y plátanos: a lo lejos -dicen los que estaban allí- se oían disparos y explosiones y sonaban no pocas sirenas de alarma. Antes de que todos los periodistas abandonen Kfar Aza, un soldado les grita: "Cuéntenles al mundo lo que han visto".
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