El presidente italiano, Sergio Mattarella, advirtió hoy que "si Ucrania cayera, veríamos una deriva de agresión hacia otros países fronterizos con Rusia y eso - como ocurrió en el último siglo entre 1938 y 1939- conduciría a un conflicto general y devastador".
En ese sentido, el mandatario subrayó la férrea necesidad de mantener una cohesión europea muy alta, porque sólo así se puede evitar el riesgo de "un conflicto mundial".
Mattarella llamó al orden en el tema ucraniano y aprovechó la ocasión para señalar, en Europa y en Italia, la ampliación de pequeñas grietas, signos de cansancio natural en el apoyo de ciudadanos y políticos a la acción del gobierno de Kiev.
El presidente lo planteó "con franqueza y libertad" en la cumbre de los Arraiolos, que reunió en Oporto a 13 jefes de Estado no ejecutivos de la Unión Europea.
La preocupación del mandatario italiano era evidente y lo llevó incluso a evocar uno de los períodos más oscuros del siglo XX que desembocó en la Segunda Guerra Mundial.
"Es triste ver tantas vidas truncadas, tanta destrucción, enormes recursos financieros desperdiciados en armamentos, pero lo que estamos haciendo protege la paz mundial", sostuvo.
Luego, Mattarella explicó que todos los Jefes de Estado reunidos en Oporto esperan "que se creen las condiciones, lo antes posible, para un proceso que conduzca a la paz en Ucrania: una paz justa, no efímera y que tenga en cuenta la soberanía de Kiev".
Por otra parte, el líder italiano destacó cuán necesario es "un salto cualitativo en el frente de la integración" de Europa.
De hecho, ya no hay margen de espera para las iniciativas esenciales que enumeró el presidente: votación mayoritaria, una política exterior eficaz, un Parlamento con auténticas tareas de toma de decisiones y la finalización de la arquitectura financiera.
"Es un trabajo ambicioso, que requiere visión y previsión", manifestó Mattarella.
"Es un pasaje sin prueba de apelación. No habrá una segunda vez", añadió, cerrando una cumbre que no dejó de poner de relieve las divisiones de enfoque que existen en Europa en vísperas de las elecciones europeas.
Hasta tal punto que lo impulsó a hacerse una pregunta retórica que muestra una falta generalizada de perspectiva: en junio votarán "440 millones de ciudadanos, pero ¿por qué convocamos a votar a más de 400 millones de electores? ¿votar sobre qué? Este gran ejercicio de democracia debe realizarse dentro de una estructura europea que tenga un mecanismo eficaz de toma de decisiones".
Mientras, en Oporto surgieron divisiones continentales, como lo confirman las palabras del presidente polaco, Andrzej Duda, sobre el acuerdo sobre los inmigrantes: "hemos sufrido una guerra híbrida, inmigrantes que han sido empujados hacia las fronteras de la UE y de Schengen, que debemos proteger. Debemos hacer que las fronteras de la UE sean más efectivas".
"Si quieren ver cómo funciona nuestro modelo, si quieren ver cómo funcionan nuestras fronteras, vengan a Polonia. Esto es lo que quiere nuestro pueblo", añadió.
Por su parte, la presidenta húngara Katalin Novak, dijo: "Apoyamos a Ucrania pero yo represento al pueblo húngaro y el pueblo húngaro quiere la paz y que se evite la escalada del conflicto".
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