Así como las clases online para muchos alumnos son, desde hace tiempo, la única alternativa al shock que puede repetirse igual a sí mismo, también con frecuencia cotidiana en algunas zonas, mayormente en la mira.
Járkov, la segunda ciudad ucraniana que antes de la invasión contaba con 1,4 millones de habitantes y cuyo perímetro urbano en algunos puntos dista solo 34 kilómetros de la frontera rusa, decidió construir una escuela completamente subterránea.
"Un refugio que permitirá a miles de niños en Járkov continuar su educación presencial y con seguridad aun durante la amenaza misilística", escribió el alcalde Ihor Terekhov en Telegram.
La nueva estructura "respetará los más modernos requisitos normativos", agregó el primer ciudadano, si bien aún no está claro cuán grande será y cuándo se inaugurará.
Terekhov, en tanto, garantizó que los financiamientos para las escuelas no serán cortados, "ni una sola grivnia" (moneda ucraniana) este año o el próximo. El mes pasado más de 1.000 alumnos en Járkov comenzaron el nuevo año escolar en cinco estaciones del Metro que fueron convertidas en las llamadas "escuelas del Metro".
Los estudiantes son trasladados en autobuses y estudian en dos turnos: el primero comienza a las 9 de la mañana y el segundo a la 1 de la tarde. En cada estación está prevista la presencia constante de agentes de la policía y personal sanitario.
Según los datos provistos por el ministerio ucraniano de Educación, son 363 las estructuras escolares destruidas en el conflicto bélico, casi 3.800 resultaron dañadas.
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