El contraataque llegó del ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, según el cual su colega de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, opina lo mismo.
"Estamos del lado de Europa, pero eso no significa permanecer en silencio y ser aquiescentes", advirtió el canciller Tajani, que viajará este jueves a la capital alemana para pedir aclaraciones a su colega Annalena Baerbock.
Y dado que el desafío no se juega sólo en los desembarcos, sino también en las fronteras internas de la UE, el jefe de la Farnesina estará este lunes en París para reiterar además que "Francia se equivoca" respecto a los rechazos en Ventimiglia.
Sin embargo, por la tarde llegó el apoyo del presidente francés, Emmanuel Macron, para quien "no podemos dejar solos a los italianos".
La decisión de Alemania de destinar hasta 800.000 euros por proyecto a las ONG que se ocupan de los inmigrantes en Italia, tanto en acogida como en rescate en el mar, fue recibida con "sorpresa" por el Palacio Chigi cuando fue formalizada, aunque para Berlín es un paso adelante en línea con la prioridad de "salvar vidas".
Una tarea llevada a cabo "por la guardia costera nacional, en particular la italiana", pero también por "rescatistas civiles en el Mediterráneo central", explicó un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, respondiendo a la petición de ANSA de comentar la entrevista en la que Crosetto calificó de "muy grave" que Alemania financie a organizaciones no gubernamentales.
En Roma, el Ejecutivo cree que esta intervención proalemana perjudica de hecho a Italia.
En su contrarréplica al Gobierno alemán, el ministro de Defensa explicó que habría "esperado ayuda y solidaridad en un momento de dificultad", pero "su respuesta fue casi exclusivamente ayudar y financiar a algunas ONG alemanas y no alemanas".
De "actitud extraña" por parte de Berlín habló también Tajani. "¿Quieren que los migrantes lleguen a Italia y luego no vayan a Alemania?", preguntó el titular de la Farnesina.
La tensión Roma-Berlín es también el resultado de las distancias en los llamados movimientos secundarios.
Los alemanes se quejan de que son el país con mayor número de solicitantes de asilo y de que no pueden hacer más. Y en este juego también está Francia, que para frenar la ola que creció con las llegadas masivas a Lampedusa decidió cerrar la frontera de Ventimiglia, rechazando a los refugiados.
Una elección "incorrecta", como también constató el Tribunal de Justicia de la UE, es la réplica de Tajani, que mañana se lo dirá claramente a la ministra Catherine Colonna en un encuentro cara a cara en París.
Italia no cuestiona los problemas relacionados con los movimientos secundarios, pero precisamente por eso el expediente de los inmigrantes debe abordarse a nivel europeo, de forma "solidaria y no egoísta", es el razonamiento de Tajani. Que contempla "una estrategia a largo plazo, con acciones diplomáticas y económicas dirigidas a las inversiones en el continente africano".
Como en Túnez, donde a pesar de la difícil gestación del Memorándum de la UE promovido por Italia, Bruselas anunció en breve el desembolso de los primeros 127 millones.
La acción europea debe entonces ir acompañada de la intervención de una ONU, solicitada por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en su discurso ante la Asamblea General. Empezando, por ejemplo, por la gestión de los puntos críticos en Africa por parte de las Naciones Unidas.
Mientras tanto, el gobierno impulsa su agenda y en Nueva York compartió con varios líderes africanos el "Plan Mattei", un proyecto de asociación igualitaria para el crecimiento y el desarrollo del continente.
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