Rusia, escribe el Wall Street Journal (WSJ) citando fuentes libias, está en tratativas con el general Khalifa Haftar para obtener una base naval en el este de Libia. Mientras en Argelia reapareció Serguei Surovikin, exjefe del ejército ruso en Siria y luego en Ucrania, que muchos daban por caído en desgracia a causa de sus concesiones al propio Prigozhin.
Rusia parece comprometida a mejorar sus lazos de antigua data no solo en Africa subsahariana sino también a orillas del Mediterráneo, y se apoya en viejos aliados de la era soviética -entre ellos Siria, Libia y Argelia- donde apunta a obtener nuevos puertos para su flota.
La importancia que Moscú atribuye a su potencia naval es atestiguada por el anuncio efectuado por el ministro de Defensa, Serguei Shoigu, según el cual los militares rusos trabajan en la construcción de "nuevos tipos de submarinos nucleares, sistemas robóticos y drones submarinos", y a fin de año serán puestos en marcha dos sumergibles armados de misiles balísticos y de crucero y diez naves.
Shoigu hablaba en Vladivostok, ciudad portuaria donde tiene sede la flota del Pacífico y donde es esperado para una visita el líder norcoreano Kim Jong-un tras la cumbre con el presidente Vladimir Putin dos días atrás en el cosmódromo de Vestochny.
Putin informó los resultados de la cita al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko durante un encuentro entre ambos -el séptimo desde comienzos del año- que tuvo lugar en Sochi, sobre el Mar Negro.
Empero, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que "ningún acuerdo", ni siquiera en el campo de la cooperación militar, fue firmado entre Putin y Kim.
Mucho más concreta parece por ahora la campaña africana de Moscú. El 22 de agosto fue anunciada en forma oficial una visita a Bengasi, Libia, del viceministro de Defensa, Yunus-Bek Yevkurov, por expresa invitación del general Khalifa Haftar, viejo aliado de Rusia -y del grupo Wagner en particular- a Cirenaica.
Según el WSJ en aquella ocasión se habría hablado de la posible concesión de un puerto, en la propia Bengasi o en Tobruk, para las naves rusas. Moscú se aseguraría, de esta manera, la segunda base naval en el Mediterráneo luego del puerto de Tarfus, en Siri, reforzado con la intervención militar en el país medioriental en apoyo del presidente Bashar al Assad, por un período bajo el comando de Surovikin.
Justamente Surovikin, que según algunos fue puesto bajo arresto tras la fallida marcha a Moscú de los manipulados por Prigozhin, volvió a hacerse ver en Argelia. Lo atestiguan algunas fotos publicadas por el canal Telegram Grey Zone, cercano a la Wagner, y de Kommersant. El influyente diario del mundo empresarial ruso cita una fuente cercana al general que habla de que Surovikin visitó el país africano con una delegación del ministerio de Defensa.
Es posible que esta misión del general, escribe Kommersant, sea el preludio de un "nombramiento a un cargo relativo al trabajo en la dirección oriental", esto es Africa y Medio Oriente.
Por su parte, Grey Zone recalca que no solo Libia, sino diferentes países africanos en los que Wagner está aún presente hoy, fueron visitados recientemente por el viceministro Yevkurov y el poderoso subjefe de los Servicios secretos militares (GRU), Vladimir Alekseev.
Se trata de dos hombres inmortalizados en un video surreal mientras hablaban tranquilamente con Prigozhin, en Rostov, sobre el Don, el 24 de junio, al parecer para convencerlo de poner fin a su rebelión. Ahora son los emisarios a los que se les confió la tarea de recoger su herencia y ampliar la presencia rusa en Africa.
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