Así a las espinosos planeos medioambientales del Viejo Continente -especialmente enfocados en la crisis del Amazonas- que el presidente progresista de Brasil, Lula da Silva, no dudó en tildar de "amenazas", ahora se suma la postura disidente de Uruguay y Paraguay, dos de los cuatro socios del bloque sudamericano, que también integra Argentina y siete asociados (Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam).
"El Mercosur ha enviado a la UE una respuesta a las demandas europeas" pidiendo que sea "más flexible" sobre las posibles sanciones que podrían imponerse a los países sudamericanos en caso de que no cumplan plenamente las normas sobre la deforestación, anunció el ministro de Asuntos Exteriores de Brasil, Mauro Vieira.
Pero, Montevideo y Asunción no están en la misma línea. De hecho, voceros de ambas cancillerías dijeron que no firmaron ningún documento-respuesta a Bruselas.
En Paraguay hubo un cambio de gobierno en agosto con la asunción del nuevo presidente Santiago Peña del Partido Colorado, mientras que Uruguay se opone a las posiciones de Lula, que asumió la presidencia del bloque en julio pasado durante la cumbre del grupo en Puerto Iguazú, Argentina.
En esa reunión, Uruguay no firmó el comunicado final pero presentó un documento propio en el que insiste en la modernización del bloque y "la formación de una zona de libre comercio" para que cada miembro pueda cerrar acuerdos comerciales bilaterales sin necesidad del consentimiento del resto de los países del bloque. Una postura que irrita a Brasilia y Buenos Aires.
Según un preacuerdo firmado por Jair Bolsonaro en 2019, tanto Europa como el Mercosur se comprometen a "detener y revisar la pérdida de bosques y la degradación de la tierra hasta 2030 y, al mismo tiempo, proporcionar un desarrollo sostenible y una transformación rural inclusiva".
Lula quiere revisar un punto ya decidido en el acuerdo firmado por su predecesor: la cláusula según la cual las empresas de la UE pueden participar en licitaciones en Brasil y viceversa.
Además, la hidro-vía de los ríos Paraguay y Paraná que conecta puertos fluviales de Bolivia, Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay con el océano Atlántico a lo largo de 3.400 kilómetros de navegación continua, un corredor natural clave para las economías del Mercosur, es ahora el epicentro de una disputa que enfrenta a Argentina con sus vecinos y resuena en el bloque.
La decisión unilateral de Buenos Aires de aplicar un peaje al uso de esas aguas (para poder afrontar gastos de mantenimiento y dragado) abrió una crisis diplomática sin antecedentes. A tal punto que Asunción solicita un arbitraje internacional.
Hoy se realizaba en Brasilia la Reunión Ordinaria del Grupo Mercado Común (GMC). Las prioridades para el segundo semestre del año incluyen la continuación de los trabajos de revisión de la consistencia y dispersión del Arancel Externo Común, los avances de la VIII Ronda de Negociaciones de Compromisos Específicos en Materia de Servicios, con el objetivo de concluir dicha revisión durante el presente semestre, y la negociación de un Acuerdo sobre Ciberseguridad, detalló la Cancillería argentina.
También se propuso la renovación de los trabajos del Grupo Ad Hoc Sobre Comercio y Desarrollo Sostenible, con el objetivo de seguir trabajando en la sistematización de las credenciales medioambientales del Mercosur, y dar respuesta concreta a Bruselas.
Brasil informó la próxima realización de un "Diálogo sobre Minerales Críticos en el ámbito del Mercosur", donde se discutirán iniciativas para desarrollar cadenas regionales de valor asociadas a los insumos que demandará la transición energética en curso, particularmente el litio. También con la UE en foco.
La representante argentina, Todesca Bocco, a secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, planteó la necesidad de incorporar la "movilidad sustentable" a la agenda del "Comité Automotor", con vistas a analizar prospectivamente el futuro del sector, e impulsar políticas que permitan sostener los altos niveles de integración que caracterizan a la industria automotriz del Mercosur.
Pero, en particular, según informó un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, "continúan los trabajos para consolidar la respuesta del Mercosur a la propuesta de instrumento adicional presentado por la Unión Europea sobre sustentabilidad, en el marco del Acuerdo de Asociación entre ambos bloques".
Delegados europeos estarán llegando a Brasilia para una reunión el 21 de septiembre. Lo ideal sería posiciones consolidadas y coincidentes entre los socios sudamericanos para afrontar esas reuniones. "Estamos lejos de eso", admitió un vocero argentino, asumiendo distancias y entreveros internos.
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