(ANSA) - MOSCU, 15 MAR - Vladimir Putin busca un éxito
diplomático en Medio Oriente no obstante su creciente
aislamiento internacional debido a la invasión a Ucrania.
Después de que China consiguiera mediar en el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y
Arabia Saudita demostrando su creciente peso en la región, ahora
es el Kremlin el que busca el golpe político
intentando el acercamiento, tanto como sea posible, de Damasco y
la Turquía de Erdogan y reducir las fortísimas tensiones entre
los dos gobiernos.
No puede no ser leído más que en este contexto el encuentro
de tres horas hoy en Moscú entre Vladimir Putin y el dictador
Bashar al Assad. Y no por nada, entre hoy y mañana la capital
rusa debería acoger también las conversaciones entre Rusia,
Siria, Turquía e Irán a nivel de viceministros: tratativas, que,
según el jefe de la diplomacia de Ankara, Mevlut Cavusoglu,
podría abrir el camino a una reunión de los ministros de los
cuatro países.
Al comienzo de los coloquios de hoy con Putin, Assad
enseguida expresó su apoyo a la operación militar rusa en
Ucrania, en un conflicto que mató decenas de miles de personas.
El presidente ruso, por su parte, prometió apoyo a Damasco
luego del catastrófico terremoto que en febrero afectó Turquía y
Siria. Pero que Putin y Assad sean aliados se sabe ya: en 2015
las tropas rusas intervinieron en el conflicto sirio cambiando
la situación en el terreno en favor del régimen.
Ahora los faros apuntan más bien sobre el futuro de las
relaciones entre el gobierno de Assad y el de Erdogan.
Turquía apoya a algunos grupos de rebeldes en la sangrienta
guerra que estalló 12 años atrás en Siria y que interrumpió los
lazos diplomáticos con Damasco. Y aunque los objetivos a menudo
no son coincidentes, tiene buenas relaciones con el Kremlin,
tanto que medió junto a la ONU el acuerdo sobre el grano que el
verano pasado permitió reanudar las exportaciones de cereales de
los puertos ucranianos después de un bloqueo que duró más de
cinco meses.
Así, si en diciembre en Moscú se encontraron los ministros
de Defensa de Ankara y Damasco, ahora Erdogan no excluye un
futuro cara a cara con Assad.
Cierto es que las relaciones entre Assad y Turquía siguen
siendo difíciles y la presencia de tropas turcas en el norte de
Siria es uno de los elementos de contraste.
Los dos gobiernos tienen un punto de contacto, y es la común
aversión a los grupos kurdos en Siria septentrional, que son
apoyados por Washington. Estados Unidos tiene un millar de
militares en el noreste del país y justamente a comienzos de mes
el jefe del Estado Mayor norteamericano, Mark Milley, visitó el
contingente. El Medio Oriente parece siempre más una encrucijada
de intereses geopolíticos conflictivos. (ANSA).
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