(ANSA) - BRUSELAS, 14 MAR - El gobierno italiano está
cambiando su paradigma y apunta a una solución de "acción sobre
el terreno" para detener el creciente problema de la migración
y, de hecho, Roma, según se ha podido saber, pretendería
instalar una misión de estabilización europea en los países
africanos "particularmente afectados por el aumento
significativo del fenómeno".
Esto, sin descuidar una posible implicación de la OTAN,
que por otro lado en el Concepto Estratégico aprobado en Madrid
considera la orilla sur como un teatro crucial de la cuestión.
En definitiva, la idea parece ir más allá de la administración
ordinaria.
El ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, está
convencido de que los mercenarios del grupo Wagner están jugando
un papel en el aumento de llegadas a las costas italianas y, por
lo tanto, supone un problema de seguridad nacional. Que se
vuelve inevitablemente europeo.
Sin embargo, Bruselas se muestra escéptica en este punto.
La vicepresidenta de la Comisión Europea, Margaritis Schinas,
que presentó en Estrasburgo las últimas medidas del ejecutivo
del bloque sobre repatriaciones y gestión de fronteras, cree que
los inmigrantes buscan una nueva vida en Europa para escapar de
"guerras y persecuciones" o para "mejorar" sus condiciones:
Wagner en todo esto no es un factor desencadenante, sino "un
elemento accesorio", sostuvo.
Por lo tanto, los países y las instituciones de la UE
deberían concentrarse en el objetivo real: intervenir en las
"causas" de la migración y, al hacerlo, "salvar vidas".
Pero, por supuesto, no es fácil. De hecho, es muy difícil.
También porque el expediente migratorio se está mudando de piel
-confirman algunas altas fuentes europeas- y realmente está
abandonando la categoría de "asuntos de interior" para
convertirse en otra cosa.
En la comunicación del ejecutivo de la UE sobre la
estrategia común de gestión de las fronteras, que los Estados
miembros deberán adoptar en los próximos 12 meses, se afirma de
forma clara y contundente: "La nueva realidad de la explotación
de la migración con fines políticos es una situación sin
precedentes tendencia que pone en tela de juicio los enfoques
tradicionales de la gestión de las fronteras exteriores y que
corre el riesgo de plantear nuevos retos en el futuro".
No es casualidad que la Comisión haya propuesto -el
proceso de aprobación legislativa está en curso- intervenciones
para contrarrestar los "ataques híbridos" con el uso de
inmigrantes, como sucedió en las fronteras entre Polonia y
Bielorrusia.
Dicho esto, qué se podría hacer para detener los flujos en
el origen? Un ejemplo que corre rápido en estas horas es la
misión de estabilización en Albania iniciada en 1997. Alba fue
una operación militar multinacional bajo liderazgo italiano,
acordada y planificada por Roma y otras capitales de países de
la UE y la OSCE (a petición de la propia Albania ), que luego
obtuvo el sello de la ONU. Un ejemplo virtuoso pero de otros
tiempos.
La Unión Europea, hay que decirlo, ya está presente en
puntos calientes de Africa, como en Mozambique y en el Sahel
(donde acaba de lanzarse la operación de asistencia militar a
Níger, liderada por Italia). La Comisión, por su parte, reitera
que apuesta por un enfoque "holístico" que no puede prescindir
de la adopción del nuevo Pacto Migratorio, que avanza lentamente
debido a los vetos entre los Estados miembros y siempre corre el
riesgo de estancarse por completo.
"El 10% de nuestra financiación externa se dirige a
expedientes relacionados con las migraciones. Hemos movilizado a
todos los miembros del colegio de comisarios", añadió Schinas,
dando testimonio del compromiso del ejecutivo de la UE. El alto
representante para la política exterior de la UE, Josep Borrell,
ha ido a Argelia, podría ir próximamente a Túnez, y Schinas
también ha anunciado una visita a Egipto.
Para avanzar, sin embargo, es necesario "generar
confianza" entre los países europeos y la recomendación sobre
retornos -detenida en un 20%- también sirve para este propósito,
cerrando las lagunas del sistema y evitando que los migrantes se
trasladen de una nación a otra para escapar. No hay una solución
única: tenemos que intervenir en 360 grados, garantizando la
dignidad y los derechos. Porque está en el ADN de la UE, señalan
en Bruselas. (ANSA).
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