(ANSA) - WASHINGTON, 03 MAR - El canciller alemán, Olaf
Scholz, visita a Joe Biden para discutir el conflicto ucraniano,
mientras Estados Unidos anuncia otro paquete de ayuda militar a
Kiev por 400 millones de dólares.
"Estados Unidos y Alemania se mueven al paso de Ucrania y
están haciendo más fuerte a la OTAN", dijo el presidente
norteamericano en el Estudio Oval, elogiando la importante
contribución material y moral alemana a la causa ucraniana.
"Es muy importante enviar un mensaje de que los aliados
continuarán apoyando a Kiev todo lo necesario", expresó, por su
parte, Scholz, y se dijo satisfecho por el tenor de las
relaciones entre Estados Unidos, Alemania, UE y OTAN.
La visita sigue pocos días después del primer aniversario de
la invasión rusa y sucede a poco más de un año de la última
visita del canciller a Washington, cuando era el líder europeo
más reacio a involucrarse en una crisis que no había aún
derivado en la guerra.
Luego se alineó, pero siempre un paso atrás respecto al
frente de Europa nororiental, como demuestra el caso de los
Lepopard, concedidos solo después de la cobertura estadounidense
de los Abrams.
El objetivo de esta segunda "tranquila visita de trabajo"
con Biden suscitó más de un interrogante, incluida "la
especulación que discutirán cuestiones difíciles sobre como
poner fin a la guerra", escribió el New York Times (NYT),
subrayando que se trata de una misión sin estridencias: nada de
cenas de Estado, nada de prensa luego, nada de conferencia de
prensa al final.
Y solo un renglón de la oficina de prensa del canciller para
anunciarla, indicando como único tema de discusión el conflicto
en Ucrania, también si la Casa Blanca luego agregó los desafíos
que comportan China y la cooperación en el Indo-Pacífico.
En la vigilia de la partida, Scholz no respondió siquiera a
la oposición que pedía cuentas de la visita: ¿Cuál es el
objetivo de su viaje a Washington?. '¿Por qué va allí?. En
realidad debiera explicarlo aquí", había aseverado en el
Parlamento, Friedrich Merz, líder del principal partido de
oposición alemán, los Cristiano-Democráticos.
"La naturaleza tranquila de la visita", refiere el NYT,
llevó a algunos en el seno de los círculos de política exterior
de Berlín a preguntarse si es un reflejo de un creciente sentido
de urgencia, en ambos lados del Atlántico, para hallar una nueva
hoja de ruta para poner fin al conflicto bélico en Ucrania.
En Europa y en Washington, siempre según el diario, hay
crecientes especulaciones según las cuales, no obstante las
declaraciones públicas de apoyo a Kiev "por todo el tiempo que
sea necesario", como aseguró el propio Scholz, algunos líderes
occidentales comenzaron a preocuparse por la duración de un
frente fuerte y unido.
Entre repetidas protestas que el sábado pasado reunieron a
unas 13.000 personas en Berlín y los temores de algunos líderes
europeos acerca del comportamiento del apoyo estadounidense
durante la campaña presidencial norteamericana , que de hecho ya
comenzó, con una parte (minoritaria) de los republicanos
escéptica en el tema de las ayudas a Kiev.
Y también la visita la próxima semana a la Casa Blanca de la
presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que
debería servir para testear los humores del Viejo Continente en
relación a Kiev.
La administración Biden, según algunos analistas
norteamericanos, quiere alentar a Berlín para actuar en
coordinación con los aliados europeos sin esperar siempre la
cobertura de Washington.
Pero Scholz, por ahora, siempre se escudó en Estados Unidos.
En la agenda de los dos líderes también figuran los desafíos de
China, incluido el temor de que pueda suministrar armas a Moscú.
Continúa, en tanto, la ayuda militar estadounidense a Kiev:
el último tramo de 400 millones de dólares, el 33er., incluye
cohetes para los sistemas de defensa antiaérea Himars y
Howitzers, municiones para los vehículos de combate Bradley y
vehículos posapuentes acorazados. Biden espera que también los
europeos continúen garantizando sustanciales ayudas militares.
(ANSA).
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