(ANSA) Es la primera mujer en liderar el Partido Democrático y también la más joven (37 años) al frente de esa fuerza progresista que busca reverdecer, Elly Schlein, vencedora ayer de las elecciones internas, atesora una historia multicultural que su nombre refleja y suma saberes en migración, justicia fiscal, ambiente y mafias.
Venció ayer con solidez en las elecciones internas (53,8% de los votos contra un 46,2% de Stefano Bonaccini). Llegó a disputar la dirección del PD tras una apuesta política que se inició en uno de los momentos más oscuros de la historia del partido, la fallida elección de Romano Prodi a la presidencia de la República, con los infames francotiradores "101", los propios de su partido que echaron por tierra sus ambiciones.
Elena Ethel Schlein nació en 1985 en el cantón de Ticino, Suiza, hija de dos profesores universitarios. Su padre es un politólogo estadounidense descendiente de una familia judía askhenazita de la actual Ucrania, su madre es jurista, hija de Agostino Viviani, abogado antifascista, sienés de la Pantera, y senador del Partido Socialista en los años setenta.
Tiene dos hermanos mayores, Benjamin que enseña matemáticas en la Universidad de Zúrich y Susanna, diplomática de la embajada de Atenas, recientemente víctima de un atentado anarquista.
Después de graduarse de Lugano, se mudó al país de origen de su madre, en Bolonia, donde se graduó en derecho con una tesis sobre la representación de inmigrantes en prisión. Antes de dedicarse a la política activa en Italia, participó, como voluntaria, en las dos campañas que llevaron a la elección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos.
En 2014, tras la experiencia en el PD tras la elección fallida de Prodi y el compromiso junto a Pippo Civati ;;en el congreso, se presentó como candidata al Parlamento Europeo, donde, sorprendentemente, resultó elegida, principalmente por su dominio en temas de inmigración, justicia fiscal, medio ambiente y lucha contra las mafias.
Dejó el PD en la era de Matteo Renzi y fue una de las fundadoras de Possible. Su experiencia acabó cruzándose con la de su retador en las primarias, Stefano Bonaccini, en 2020 cuando, tras la experiencia europea, se postuló al liderazgo de una lista a su favor que aglutinaba diversas experiencias de izquierda. Por el resultado obtenido, fue nombrada vicepresidenta de la Región, donde permaneció hasta 2022, cuando Enrico Letta la llamó para encabezar la apertura de las listas del Partido Demócrata al mundo progresista, ingresando a la Cámara de Diputados.
Su reinscripción en el Partido Demócrata es bastante reciente: solo en los últimos meses ha retomado de hecho su afiliación.
Muy reservada con su vida privada, hace unos años en una entrevista televisiva dijo "que ha amado a muchos hombres y a muchas mujeres". Tiene una pareja que, dice, "no es una figura pública y no quiere convertirse en una". Apasionada del cine, asidua visitante del festival de Locarno, colaboró ;;en un documental que ganó el David di Donatello. También le apasiona mucho la música: toca la guitarra y es fanática del festival de San Remo.
Ayer lanzó una severa advertencia que mostró cómo llega: "Seremos un problema para el gobierno de Giorgia Meloni.
Apostaremos a organizar la oposición en defensa de los pobres, contra un gobierno que los golpea, estaremos en defensa de las escuelas públicas cuando el gobierno calle", enfatizó.
"Nos mantendremos al margen y levantaremos barricadas contra cualquier recorte en la atención médica", añadió en un discurso casi programático al hablar improvisadamente a su comité electoral después del anuncio de su victoria en las primarias.
Las palabras que pronunció desde el escenario de Pazza del Popolo más tarde resonaron como un eco, al final de la campaña política, una especie de desafío a la premier Meloni: "Soy una mujer, no soy una madre -dijo- Pero eso no me hace menos mujer".
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