Una prueba de fuerza en la que el ejército se estaría preparando con 200.000 soldados reunidos en el confín, listos a unirse a los 300.000 ya ocupados en el frente.
La respuesta occidental, para contener esta maxi-movilización, es continuar enriqueciendo el arsenal de los defensores. Estados Unidos toca, como siempre, la parte del león, con un paquete de 2.000 millones y misiles de 150 kilómetros de alcance.
Pero también los europeos no se quedan atrás: Italia y Francia dieron luz verde definitiva al sistema antiaéreo Samp-T, que estará operativo en Ucrania "en primavera", mientras Alemania pondrá a disposición otra serie de tanques Leopard.
La posición de Moscú, tras casi un año de conflicto, no parece hacer cambiado porque Washington "no observa señales de una voluntad negociadora". Al contrario, según el director de la CIA, William Burns, Putin apuesta a la baja del interés occidental y al "cansancio político" de los patrocinadores de Kiev, lo que podría ofrecer a las tropas rusas nuevos espacios para ganar terreno al enemigo.
Los 007 ucranianos comparten este análisis y llegan a imaginar un escenario aún más concreto. "Los ocupantes se volvieron más activos en el frente oriental, y en particular en Lugansk, donde están reuniendo más reservas y desactivan Internet móvil en la parte ocupada por miedo a que los residentes locales denuncien el movimiento de equipos", explicó el gobernador Serguei Gaidai.
Las señales en el terreno confirman una intensificación de los ataques rusos en Donbás. A partir de Bakhmut. "Es nuestra ciudad fortaleza, no la abandonaremos", aseguró Volodimir Zelensky al recibir en Kiev a Charles Michel y Ursula von der Leyen para la cumbre UE-Ucrania.
El líder ucraniano, con los colegas de las instituciones comunitarias, fue claro: "Rusia quiere apoderarse del este y no podemos relajarnos". De aquí el enésimo pedido a los aliados: "Con la aceleración de las entregas de armas, inclusive las de largo alcance, no solo no nos retiraremos de Bakhmut, sino que también comenzaremos a liberar el Donbás, que está ocupado desde 2014".
De las cancillerías occidentales la respuesta, una vez más, llegó. El Pentágono anunció el nuevo envío de armas por 2.000 millones de dólares. Esto prevé, sobre todo, los cohetes bomba GLSDB guiados con GPS, que pueden impactar a un blanco a 150 kilómetros de distancia, casi el doble respecto a los Hmars enviados a Ucrania en junio. Aunque su arribo al frente no será inmediato y podrían necesitarse nueve meses.
También Roma y París se movieron: el avanzado sistema de defensa antiaérea Samp-T, de fabricación italo-francesa, será entregado "en la primavera de 2023", anunció el ministro Guido Crosetto luego de una llamada telefónica con su colega Sebastien Lecornu, en la que fueron definidos los últimos detalles técnicos del envío.
El anuncio de Crosetto -que llegó solo después de que finalizó el acuerdo con París, en el respeto a la transparencia pero, al mismo tiempo, también de las obligaciones acerca de la reserva a la cual se apegó el titular de Defensa- es señal de que Kiev pretende reforzar sus defensas. "No llegamos", aseguró la premier Giorgia Meloni durante la visita a Berlín, confirmando que volará a Kiev antes del 24 de febrero, aniversario de la invasión.
Nuevas armas están por llegar de Berlín. Luego del vía libre a los 14 tanques Leopard 2, el gobierno alemán desbloqueó la transferencia de los Leopard 1: se trata de medios más viejos, datan de los años '60, pero en los depósitos hay cerca de 90.
La respuesta de Moscú a la movilización de loa países de la OTAN es, como siempre, un mix de ostentación de seguridad y advertencias amenazantes. En el Kremlin, Dmitry Peskov, aseguró que la operación militar en Ucrania continua para "garantizar la seguridad del Donbás", mientras la de Crimea está ya "garantizada en modo confiable".
Dmitry Medvedev, en cambio, usó los acostumbrados tonos apocalípticos: la perspectiva del "completo fracaso del Estado ucraniano" y de su "inevitable fin" está a las puertas y Occidente asistirá silenciosamente a la "muerte" de Ucrania. Un país que es liquidado ni más ni menos como una "colonia", destinado a ser arrojado "al bote de basura de la historia".
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