(ANSA) - MOSCU, 02 FEB - Panzers alemanes luchando contra
Rusia, el nazismo amenazando a Moscú "directamente" de nuevo,
esta vez a manos de los ucranianos. Las pesadillas de la Segunda
Guerra Mundial cobran vida en la antigua Stalingrado, en
realidad son evocadas por Vladimir Putin, que las magnifica con
el llamado a armas mucho más poderosas que su país tiene hoy a
su disposición.
Occidente, truena el zar, no se da cuenta de que "una
guerra moderna con Rusia sería otra cosa" en comparación con
hace 80 años y que el conflicto "no terminará con el uso de
tanques". "Hoy tenemos algo con lo que responder", afirma
convencido de que ganará.
Inevitablemente los pensamientos giran hacia la guerra
nuclear, y algunos periodistas rusos piden explicaciones al
vocero del Kremlin, quien se encarga de corregir el tiro. "A
medida que aparezcan nuevas armas suministradas por Occidente,
Rusia utilizará más plenamente su potencial existente", es la
exégesis de Dmitry Peskov, que siguió al presidente en una
visita de altísimo valor simbólico a Volgogrado, precisamente
Stalingrado, para celebrar el octogésimo aniversario de la
victoria soviética sobre las tropas nazis del mariscal de campo
Fredrich von Paulus. Para Putin, no podría haber habido una
ocasión más tentadora para responder al envío de tanques Leopard
alemanes a las tropas en Kiev.
"Es increíble, pero es un hecho: estamos nuevamente
amenazados por los tanques alemanes con los conocidos emblemas
en forma de cruz en sus placas de armadura", exclamó el líder
ruso mientras hablaba para conmemorar la histórica batalla.
Putin había llegado por la tarde, por lo que se ausentó del
desfile militar -con la presencia de algunos veteranos casi
centenarios- que tuvo lugar por la mañana. Y sobre todo de la
ceremonia con la que ayer se inauguró un busto de Stalin.
Pero está claro que, en su visión, la historia corre el
riesgo de repetirse trágicamente: "Hay intentos de empujar a
Europa, incluida Alemania, a la guerra con Rusia", advirtió el
mismo día en que los líderes de la UE llegaron a Kiev.
Incluso Serghei Lavrov ha vuelto a presentar el conflicto de
Ucrania como un desafío existencial para Moscú, replanteando el
paralelismo ya utilizado con el Holocausto. Occidente, dijo el
ministro de Relaciones Exteriores, apunta a "una solución final
a la cuestión rusa". "Toda la OTAN está luchando contra
nosotros", agregó Lavrov, y dijo estar seguro de que Rusia podrá
resistir y salir "más fuerte" de esta situación.
En este caso no hay ningún indicio, ni siquiera velado, de
un Apocalipsis nuclear. Sencillamente, "cuanto mayor sea el
abanico de armas suministradas por Occidente a Kiev, más
tendremos que alejarlas de nuestras fronteras", explicó el jefe
de la diplomacia rusa, refiriéndose en particular a la posible
llegada de misiles estadounidenses de largo alcance para
Ucrania.
Así que no hay vuelta atrás. En efecto, el conflicto parece
destinado a recrudecerse, mientras que el ministro de Defensa
ucraniano, Oleksii Reznikov, dijo estar convencido de que Moscú
planea una nueva gran ofensiva en torno al 24 de febrero, primer
aniversario del inicio de lo que en Rusia se denomina "operación
militar especial". Pero los bombardeos no se detienen ni
siquiera ahora, aunque en ausencia de cambios de frente
apreciables.
Fuentes ucranianas dijeron que cohetes rusos alcanzaron hoy
una sala de hospital infantil, una escuela y edificios civiles
en Kramatorsk, en el norte del oblast de Donetsk, dejando cinco
heridos, después de que ayer tres personas murieron y 21
quedaron heridas en un bombardeo en la misma ciudad. También se
reporta el asesinato de una mujer en Jerson, mientras que por su
parte las autoridades pro rusas locales reportan la muerte de un
civil a causa de un ataque de la artillería ucraniana en la
localidad de Vladimirovka, aún en la provincia de Donetsk.
Mientras tanto, ocho trabajadores que se desempeñaban en la
construcción de una autopista en Crimea, anexionada por Rusia en
2014, murieron anoche en el incendio de su alojamiento cerca de
Sebastopol: según los investigadores, habría sido un accidente
provocado por un cortocircuito. (ANSA).
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