Occidente, truena el zar, no se da cuenta de que "una guerra moderna con Rusia sería otra cosa" en comparación con hace 80 años y que el conflicto "no terminará con el uso de tanques". "Hoy tenemos algo con lo que responder", afirma convencido de que ganará.
Inevitablemente los pensamientos giran hacia la guerra nuclear, y algunos periodistas rusos piden explicaciones al vocero del Kremlin, quien se encarga de corregir el tiro. "A medida que aparezcan nuevas armas suministradas por Occidente, Rusia utilizará más plenamente su potencial existente", es la exégesis de Dmitry Peskov, que siguió al presidente en una visita de altísimo valor simbólico a Volgogrado, precisamente Stalingrado, para celebrar el octogésimo aniversario de la victoria soviética sobre las tropas nazis del mariscal de campo Fredrich von Paulus. Para Putin, no podría haber habido una ocasión más tentadora para responder al envío de tanques Leopard alemanes a las tropas en Kiev.
"Es increíble, pero es un hecho: estamos nuevamente amenazados por los tanques alemanes con los conocidos emblemas en forma de cruz en sus placas de armadura", exclamó el líder ruso mientras hablaba para conmemorar la histórica batalla.
Putin había llegado por la tarde, por lo que se ausentó del desfile militar -con la presencia de algunos veteranos casi centenarios- que tuvo lugar por la mañana. Y sobre todo de la ceremonia con la que ayer se inauguró un busto de Stalin.
Pero está claro que, en su visión, la historia corre el riesgo de repetirse trágicamente: "Hay intentos de empujar a Europa, incluida Alemania, a la guerra con Rusia", advirtió el mismo día en que los líderes de la UE llegaron a Kiev.
Incluso Serghei Lavrov ha vuelto a presentar el conflicto de Ucrania como un desafío existencial para Moscú, replanteando el paralelismo ya utilizado con el Holocausto. Occidente, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, apunta a "una solución final a la cuestión rusa". "Toda la OTAN está luchando contra nosotros", agregó Lavrov, y dijo estar seguro de que Rusia podrá resistir y salir "más fuerte" de esta situación.
En este caso no hay ningún indicio, ni siquiera velado, de un Apocalipsis nuclear. Sencillamente, "cuanto mayor sea el abanico de armas suministradas por Occidente a Kiev, más tendremos que alejarlas de nuestras fronteras", explicó el jefe de la diplomacia rusa, refiriéndose en particular a la posible llegada de misiles estadounidenses de largo alcance para Ucrania.
Así que no hay vuelta atrás. En efecto, el conflicto parece destinado a recrudecerse, mientras que el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, dijo estar convencido de que Moscú planea una nueva gran ofensiva en torno al 24 de febrero, primer aniversario del inicio de lo que en Rusia se denomina "operación militar especial". Pero los bombardeos no se detienen ni siquiera ahora, aunque en ausencia de cambios de frente apreciables.
Fuentes ucranianas dijeron que cohetes rusos alcanzaron hoy una sala de hospital infantil, una escuela y edificios civiles en Kramatorsk, en el norte del oblast de Donetsk, dejando cinco heridos, después de que ayer tres personas murieron y 21 quedaron heridas en un bombardeo en la misma ciudad. También se reporta el asesinato de una mujer en Jerson, mientras que por su parte las autoridades pro rusas locales reportan la muerte de un civil a causa de un ataque de la artillería ucraniana en la localidad de Vladimirovka, aún en la provincia de Donetsk.
Mientras tanto, ocho trabajadores que se desempeñaban en la construcción de una autopista en Crimea, anexionada por Rusia en 2014, murieron anoche en el incendio de su alojamiento cerca de Sebastopol: según los investigadores, habría sido un accidente provocado por un cortocircuito.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA