La primera solicitud de Volodimir Zelensky es de misiles de largo alcance, pero el objetivo real son los aviones de combate. Y en Washington, ahora, se empieza a tomar en consideración la cuestión. En cambio, en Europa, del lado alemán, se está intentando reavivar la llama del diálogo: el canciller Olaf Scholz ha subrayado que quiere volver a hablar con Vladimir Putin. Y el Kremlin parece haberlo apreciado.
Zelensky, en su mensaje vespertino a la nación, agradeció a los aliados, incluida Italia, por los últimos "logros significativos en el campo de la defensa". Y confió en que ese "impulso" se mantenga, en dos direcciones: "acelerar" con los suministros de armas ya acordadas y "evaluar" el envío de "nuevos tipos".
El líder ucraniano tiene en mente en primer lugar "misiles de largo alcance". Porque los lanzacohetes americanos Himars utilizados hasta ahora "tienen un alcance de 80 kilómetros y no pueden alcanzar muchas de las zonas ocupadas".
En cambio, con una dotación de "Atacms con un radio de 300 kilómetros" pondría bajo presión a la artillería rusa lejos del frente, y que hasta ahora ha sido capaz de atacar ciudades sin perturbaciones, subrayó Zelensky, quien también convocó al Estado Mayor General para hacer inventario de armas y municiones.
Además de Atacms, Kiev intentará obtener algo que al comienzo de la guerra parecía un tabú para los occidentales, a saber, aviones de combate. Una veintena, entre ellos F16 estadounidenses, el Rafale francés o el Gripen sueco, son los deseos del Ejército del Aire para modernizar la flota de la era soviética. Este tipo de suministro ya se ha solicitado en el pasado, pero la novedad es que los estadounidenses no cierran la puerta. De hecho, según Politico, hay un grupo de oficiales militares en el Pentágono que están presionando en esta dirección.
Además, señala el Wall Street Journal, el temor de que una larga guerra pueda jugar a favor de Moscú parece estar creciendo entre los funcionarios de la OTAN. De ahí la urgencia de armar a Kiev tanto como sea posible.
Por el momento, Berlín no quiere oír hablar de jets para los ucranianos. Poner este tema sobre la mesa "no sería considerado serio por la opinión pública", dijo Scholz, volviendo del doloroso sí al envío de tanques Leopard, bajo la presión de los aliados. La canciller alemana sigue comprometida con "evitar una escalada" que conduzca a una "guerra entre la OTAN y Rusia".
Para ello, anunció, "volveré a hablar con Putin por teléfono. Depende de él retirar las tropas de Ucrania y detener esta terrible guerra sin sentido".
La respuesta del Kremlin es sibilina, pero no concluyente: "No se prevén conversaciones acordadas", pero "Putin ha estado y sigue abierto a los contactos", aseguró Dmitry Peskov. Pero todo el escepticismo occidental hacia Moscú lo resume Guido Crosetto: "Nunca he tenido ningún prejuicio contra Rusia. Al contrario.
También había sido crítico con algunos enfoques de la OTAN que consideraba injustificados. Esperaba que pudiera convertirse en un aliado de Rusia". Occidente. Me equivoqué yo.
Porque entonces decidió intentar anexar otra nación", dijo el ministro de Defensa. El día después del severo ataque e insultos recibidos por Dmitry Medvedev.
Sobre el terreno, el frente más candente de la lucha sigue siendo Donetsk, entre las ciudades de Bakhmut y Vugledar. En el sur, los ucranianos informaron de otro bombardeo a Jerson, que supuestamente también golpeó un hospital. Causando al menos tres muertes. En cambio, las autoridades prorrusas informaron de cuatro víctimas tras un ataque de Kiev en un puente en el distrito de Melitopol.
Además de cañones, se lucha con sanciones. Kiev apuntó a 182 empresas rusas y bielorrusas, así como a tres personas. Entre las entidades sancionadas también dos sucursales de bancos europeos, Unicredit Leasing y Raiffeisen Leasing.
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