La Unión Europea redescubre América Latina, en busca de nuevas alianzas para el suministro de materias primas minerales -como las tierras raras y el litio, imprescindibles para la transición energética- pero también de nuevas oportunidades comerciales, como el acuerdo UE-Mercosur, tras la shock económico causado por la invasión rusa de Ucrania.
Los acuerdos en la región con países como Argentina, Brasil o Chile, ricos en materias primas, podrían resultar cruciales para aliviar una dependencia de China que cada día es más incómoda.
Ese es el escenario en el que se contextualiza el viaje del canciller alemán Olaf Scholz a la Región, primer premier de los 27 que se reunirá con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, desde su toma de posesión en el Palacio Planalto, para el tercer mandato.
Acompañado por un nutrido grupo de empresarios y periodistas, Scholz inició su breve gira desde Buenos Aires reuniéndose con el presidente Alberto Fernández. Y las siguientes paradas incluyen Santiago de Chile -donde en compañía del presidente Gabriel Boric visitará también el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, a cincuenta años del golpe de Estado de Augusto Pinochet- y Brasilia, donde se reunirá el lunes con Lula.
Por otro lado, el presidente francés, Emmanuel Macron, realizó este jueves una llamada telefónica al líder brasileño para tratar las negociaciones para la entrada en vigor del acuerdo comercial UE-Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay). Un acuerdo para la eliminación gradual de aranceles sobre los productos europeos de los sectores agroalimentario, automoción, maquinaria, químico, farmacéutico y de la confección, para un mercado de más de 250 millones de personas, con importantes beneficios y ahorros millonarios para las empresas europeas.
La llegada del jefe del Elíseo a Brasil no se hará esperar, probablemente precedida por la visita de su ministra de Relaciones Exteriores, Catherine Colonna.
Tanto Francia como Alemania se están preparando para establecer un fondo nacional de tierras raras -un grupo de elementos químicos utilizados para fabricar productos tecnológicos y armamento-, para apoyar nuevos proyectos de extracción, procesamiento y reciclaje de materias primas, y se están coordinando para evitar entrar en competencia.
Y la propia Comisión Europea tiene el dossier encima de la mesa, con la Ley de materias primas críticas. Una iniciativa estratégica para reforzar la Unión sobre recursos minerales cruciales para la producción de energía limpia, como la generación eólica, el almacenamiento de hidrógeno, las baterías o los chips, para los que "actualmente Europa depende en un 98% de China", según ha recordado en el Foro Económico de Davos la presidenta del Ejecutivo de la UE, Ursula von der Leyen. Que según los rumores debería llegar a Brasil y Argentina a mediados de abril con el foco también en el acuerdo con Mercosur.
El camino para el regreso de la Unión Europea a América Latina lo abrió el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, durante una visita en octubre del año pasado. Y el martes el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, tras conversaciones bilaterales con Fernández y Lula, había intervenido en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los países de América Latina y el Caribe (CELAC), para invitarlos a una cumbre en Bruselas, en julio, -bajo la presidencia española- manifestando que está convencido de que 2023 puede ser el año del acuerdo UE-Mercosur.
Un nuevo comienzo, después de veinte años de negociaciones y cuatro años de estancamiento.
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