Estos son los tanques invocados durante mucho tiempo por Kiev para cambiar el destino de un conflicto ahora en su undécimo mes y objeto de un enfrentamiento sin precedentes que corría el riesgo de socavar la cohesión de la Alianza.
Los rumores procedían de la prensa. A las revelaciones del Wall Street Journal sobre el humo blanco estadounidense, le siguieron las publicaciones de Spiegel en el frente alemán. Olaf Scholz y Joe Biden habrían llegado a un acuerdo y la canciller, presionado durante días por negarse a dejar que Alemania siguiera adelante por su cuenta, pese a las presiones de los estadounidenses, obtiene un importante resultado diplomático.
Moscú guarda silencio por ahora, más allá de un comentario preventivo del Kremlin, según el cual "no se viene nada bueno con los tanques". En los últimos días, sin embargo, el canciller Sergei Lavrov había usado tonos mucho más fuertes, amenazando con una "catástrofe". Los rusos continúan aterrorizando al mundo al advertir sobre pasos que podrían desencadenar una Tercera Guerra Mundial.
Y Berlín, que escucha, también había retrasado esto hasta ahora, tomándose tiempo para "considerar bien" el movimiento.
Sin embargo, el verdadero punto de inflexión se verá pronto sobre el terreno, donde los ucranianos podrán contar con las "armas más potentes" invocadas también esta mañana por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en su primera reunión bilateral oficial con el nuevo ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius.
En juego ahora hay "un número sustancial" de tanques Abrams 1 y 4 de Leopard 2A6 de la Bundeswehr. Pero Alemania, luchando con un inventario, está evaluando las posibilidades de la industria, y la firma Rheinmetall ya ha anunciado que puede enviar 139 Leopard. En tanto, ABC News luego anunció que con el visto bueno de Berlín, otros 12 países europeos (liderando a Polonia) estarían listos para enviar al menos otros 100 super-panzer alemanes (el ejército de Kiev necesitaría unos 600 para lanzar una contraofensiva real y recuperar los territorios perdidos, según las estimaciones de Pietro Batacchi, director de la Revista de Defensa Italiana.
La progresiva apertura de Alemania tras la división registrada en Ramstein -donde el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, tuvo que cerrar sin hacer nada la cumbre del grupo de contacto sobre Ucrania el pasado 20 de enero- ya se dejaba sentir en las palabras de Pistorius: los socios serán capaz de comenzar a entrenar a los ucranianos para usar los Leopard, dijo temprano en la mañana en Berlín.
Además, Varsovia ya ha enviado a la República Federal una solicitud para que autorice el envío de los tanques a su disposición, y la cancillería ha filtrado su disposición a dar el visto bueno a partir de mañana. Sin embargo, es el acuerdo con Washington lo que ha acelerado la comunicación de la decisión de Berlín. De hecho, Scholz le había aclarado a Biden en los últimos días por teléfono -según informó Bild- que Alemania con los superpanzers solo avanzaría "juntos".
El canciller lo ha convertido en un principio inquebrantable, junto con la condición -también repetida a diario- de que "la OTAN no se convierta en parte del conflicto".
Después de haber concedido ya los vehículos blindados Marder a los ucranianos, ante la decisión de Washington de enviar tanques ligeros del tipo Bradley, el líder socialdemócrata se negó a avanzar solo sobre los Leopard, negando esa autorización solicitada a gritos (incluso por su gobierno aliados y por la oposición).
Aparentemente el canciller habría puesto una condición: por su sí, Washington habría tenido que garantizar el Abrams, pero la administración Biden habría rechazado la petición.
Demasiado caro, demasiado complicado de usar y demasiado difícil de manejar, argumentó.
A pesar de las perplejidades del Pentágono. Según el Wall Street Journal, el visto bueno oficial de Washington podría darse ya esta misma semana, precisamente "en el contexto del acuerdo con los alemanes".
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