Por Silvana Logozzo - El presidente saliente de Estados Unidos y el primer ministro israelí anunciaron -simultáneamente desde Washington y Tel Aviv- el alto el fuego entre Israel y Hezbolá, que entrará en vigor este miércoles a las cuatro de la mañana, hora local (2 GMT).
Joe Biden y Benjamin Netanyahu dijeron que habían hablado por teléfono. El primer ministro agradeció al comandante en jefe por la implicación de Estados Unidos en la consecución del acuerdo y por el entendimiento de que Israel mantendrá la libertad de acción" contra Hezbolá.
"Ya no se permitirá a Hezbollah amenazar la seguridad de Israel", afirmó Biden desde la Casa Blanca, y añadió que "no habrá tropas estadounidenses en el sur del Líbano. La tregua es un nuevo comienzo para el Líbano", afirmó.
El presidente prosiguió declarando que "en los próximos días Estados Unidos lanzará una nueva iniciativa junto con Turquía, Egipto, Qatar, Israel y otros países para alcanzar un cese del fuego en Gaza y la liberación de los rehenes en manos de Hamás".
Desde Beirut, el primer ministro libanés, Najib Mikati, comentó el alto el fuego como "un paso fundamental hacia la estabilidad regional".
Posteriormente, el presidente francés, Emmanuel Macron, participó en los anuncios oficiales, con una nota conjunta con Washington en la que los dos países se comprometieron a garantizar el cumplimiento de la tregua.
Dos horas antes de que se anunciara la firma del acuerdo, el primer ministro israelí ofreció una rueda de prensa en la que se dirigió al país explicando las razones de la tregua.
"Si Hezbolá viola el acuerdo e intenta rearmarse, atacaremos. ¿Por qué hacer una tregua ahora? Por tres razones: debemos centrarnos en la amenaza iraní; renovar las fuerzas y el suministro de armas; separar los frentes y aislar a Hamás", añadió Netanyahu, sin precisar la duración del acuerdo ("dependerá de lo que ocurra sobre el terreno"), pero que debería ser de 60 días.
El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en una conferencia de prensa al final de la reunión de Asuntos Exteriores del G7 en Fiuggi, afirmó que el acuerdo ayudará a alcanzar el fin de la guerra también en Gaza.
Un objetivo al que también aspira Netanyahu, pero a la espera de que su amigo Donald Trump asuma el cargo en la Casa Blanca, quien probablemente permitirá acuerdos más generosos para el premier israelí que los que habría hecho Biden en su lugar.
La luz verde para el acuerdo llegó después de un día políticamente frenético en Israel. Pero sobre todo marcado por los devastadores ataques de la fuerza aérea judía en Beirut, en el sur del Líbano y en el valle de la Bekaa.
Por la noche, mientras el primer ministro hablaba de una tregua, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaron en el corazón de la capital libanesa, teniendo como objetivo el barrio de Hamra, como anunció el portavoz del ejército en las redes sociales.
Entre los objetivos bombardeados se encontraban las sucursales de la asociación Al-Qard al-Hasan, reabastecidas con petrodólares de Teherán y notoriamente utilizadas por Hezbolá como banco en todo el Líbano.
La tregua se produce también pocas horas después de que la 91ra división de las FDI alcanzara el río Litani, en el sector oriental del sur del Líbano, por primera vez desde 2000, año en el que Israel se retiró de la zona sur del país.
Los milicianos del Partido de Dios, a su vez, atacaron el norte de Israel, lanzando oleadas de cohetes y drones sobre Haifa, Acre y Galilea durante todo el día y la noche.
La conferencia de prensa de Netanyahu estuvo precedida por una serie de consultas febriles: primero con ministros de ultraderecha opuestos al alto el fuego. Luego con un grupo limitado de ministros y altos funcionarios de defensa.
Poco antes de que se hiciera el anuncio de la tregua, Hezbolá disparó tres cohetes de largo alcance -derribados- contra el centro de Israel. La conferencia de prensa de Netanyahu estuvo precedida por una serie de consultas febriles: primero con ministros de ultraderecha opuestos al alto el fuego. Luego con un grupo limitado de ministros y altos funcionarios de defensa.
El acuerdo se presentó para su aprobación únicamente al gabinete y no al gobierno ni a la Knesset (Parlamento), con el argumento de que se trata de un documento de alto el fuego y no de una decisión política.
Los analistas israelíes destacaron que el pacto con el Líbano, pero sobre todo el acuerdo colateral con Estados Unidos, proporciona a Israel la legitimidad para destruir la infraestructura militar que Hezbolá intentará restablecer al sur del Litani, y para intervenir militarmente -entrando con sus combatientes en el espacio aéreo libanés- cada vez que las milicias proiraníes violen la tregua o intenten reconstruir sus capacidades minadas por el conflicto.
Separar este punto del acuerdo de alto el fuego, dando espacio a un acuerdo solo entre Estados Unidos e Israel, garantiza un paraguas político para Jerusalén y las FDI con total libertad de acción.
El gobierno libanés insistió en que no se habla de un nuevo acuerdo entre los dos países, sino de decisiones que garanticen la implementación de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU: que salva el obstáculo de una nueva votación de Hezbolá en el Parlamento, como ya aprobó en 2006.
"Orgulloso de haber contribuido decisivamente a este importante resultado para la paz en Medio Oriente", escribió el Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, en su cuenta de la red social X.
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