Ibrahim Aqil "tenía sangre estadounidense en sus manos y era un terrorista", por lo cual su asesinato es un "bien": así lo afirmó el asesor de seguridad estadounidense, Jake Sullivan, en una reunión informativa con un pequeño grupo de periodistas.
El funcionario de la Casa Blanca reiteró, sin embargo, que Estados Unidos no quiere una escalada en Medio Oriente.
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