Ocho de los 115 rehenes de las milicias son en realidad tailandeses, dos proceden de Nepal y Tanzania, respectivamente.
Antes del ataque, 30.000 tailandeses habían llegado a Israel y trabajaban en la agricultura. La mayoría ha regresado a su país de origen, ahora muchos de ellos esperan volver pronto a cultivar los campos, a pesar de lo sucedido, como informa Ynet.
Además de los rehenes que aún se encuentran retenidos, Hamás mató a 48 tailandeses en la masacre del 7 de octubre. Por el momento no se sabe en qué momento podrían ser liberados si se concreta el acuerdo entre Israel y Hamás.
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