El estudio se basa en datos del Observatorio Mundial de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como fuente de datos mundial, y en datos a nivel de país que abarcan todos los continentes, para un total de 183 países.
El trabajo concluye que la brecha entre los años de vida saludable (el número de años que las personas viven libres de enfermedades) y la esperanza de vida promedio ha aumentado a nivel mundial durante las últimas dos décadas entre los 183 estados miembros de la OMS, alcanzando los 9,6 años de media en 2019. frente a 8,5 años en 2000 (un aumento del 13% en dos décadas).
Las mujeres tienen una brecha media de 2,4 años más que los hombres.
La brecha entre los años vividos con buena salud y la esperanza de vida aumenta a medida que aumenta la carga de las llamadas enfermedades no transmisibles (como las crónicas, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares).
Estados Unidos tuvo la mayor brecha entre la esperanza de vida saludable y la esperanza de vida, de 12,4 años, apoyada por un aumento de las enfermedades no transmisibles. Le siguen Australia (12,1 años), Nueva Zelanda (11,8 años) y el Reino Unido (11,3 años). Luego están Noruega (11,2 años) e Italia, con alrededor de 11.
La brecha entre los años de vida saludable y la esperanza de vida promedio ciertamente se amplifica con el aumento de la longevidad, señalan los expertos.
Sin embargo, el estudio destaca una creciente amenaza global para la longevidad saludable e indica la necesidad de acelerar el cambio hacia sistemas de atención centrados en el bienestar.
En este contexto, el Decenio de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable (2021-2030, una iniciativa para mejorar la vida de las personas mayores) pretende cambiar el enfoque de la sociedad de la longevidad a la longevidad saludable.
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