La primera ministra italiana, Giorgia "Meloni, debería invitar al futuro presidente, Donald Trump, a hacer de Italia su primer destino europeo, poniendo en marcha una ambiciosa agenda italo-estadounidense que cimente el legado Trump-Meloni durante las próximas décadas".
Así lo sostienen Paolo Messa y Kaush Arha, ambos miembros no residentes del Atlantic Council, en un artículo de la revista de relaciones internacionales The National Interest.
"Roma y Washington deberían aprovechar su alineación natural para perseguir una sólida agenda de beneficio mutuo", escribieron los dos autores, señalando cuatro áreas prometedoras de convergencia estratégica.
"En primer lugar, ambos países deberían comprometerse a reforzar y ampliar los lazos estructurales entre las industrias estadounidenses e italianas", afirmaron, recordando que "entre 2017 y 2023, el valor total del comercio entre Estados Unidos e Italia aumentó de 64.000 millones de dólares a 102.000 millones".
En segundo lugar, "Roma y Washington deberían reforzar sustancialmente la asociación de defensa entre Estados Unidos e Italia", prosiguieron, destacando la presencia mutua de las industrias del sector.
"El aumento del gasto en defensa", explicaron, "beneficiará a la industria italiana al mejorar su posición en Europa, Estados Unidos y con otros aliados, convirtiendo a Italia en el principal actor de la OTAN que proteja el flanco sur de la alianza".
"Tercero, Estados Unidos e Italia deberían trabajar juntos para conectar los espacios libres y abiertos del Indo-Pacífico y el Mediterráneo-Atlántico para promover intereses comunes", indicaron, argumentando que "los puertos gemelos de Trieste y Génova están preparados para transformar la influencia de Italia conectando el Indo-Pacífico con el Mediterráneo-Atlántico".
Por último, concluyeron los dos expertos, "Roma está dispuesta a desempeñar un papel cada vez más importante para garantizar que Europa y Estados Unidos se mantengan alineados a la hora de abordar el nexo China-Rusia".
Meloni demostró ser una constructiva mediadora, trabajando con Bruselas y Budapest para garantizar un apoyo europeo continuado a Ucrania. Sus dotes de mediadora serán aún más decisivas para conciliar posibles disputas arancelarias entre Washington y Bruselas y forjar una causa común contra adversarios comunes como China y Rusia".
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