"Aquí se han producido reducciones bastante drásticas. Por eso quiero entender cómo ha ocurrido. Parece que esto se debe al trabajo preliminar realizado en algunos de los países de donde proviene la gente. Durante mucho tiempo he creído que prevenir que la gente viaje es una de las mejores maneras de abordar el problema", deslizó en una coincidencia con las posturas del gobierno italiano.
Y luego sobrevino la reunión entre los dos jefes de Estado, en Villa Doria Pamphilj, una sede del Gobierno en la periferia de Roma. El encuentro duró unos 30 minutos más de lo previsto, se informó.
Un verdadero encuentro cara a cara entre los dos líderes que se desarrolló sin colaboradores, seguido de un paseo por el parque de la villa y, a continuación, se realizó un almuerzo de trabajo antes de la rueda de prensa conjunta.
"Ya tenemos la intención común de trabajar juntos contra este vil comercio de empujar a la gente a cruzar las fronteras", dijo Starmer. "Basta de trucos. Este gobierno se enfrentará a las bandas de traficantes que comercian con vidas de hombres, mujeres y niños a través de las fronteras", había declarado Starmer, como se desprende de una nota difundida por Downing Street, antes de la reunión en Roma con Meloni centrada en el control de la inmigración ilegal con un debate también sobre el acuerdo entre Italia y Albania para la acogida de los solicitantes de asilo.
"Como parte de la visita, Keir Starmer discutirá con la Primera Ministra Giorgia Meloni los éxitos de su país en la lucha contra la inmigración irregular. Italia ha visto una caída del 60% en la migración irregular por mar durante el año pasado gracias a la rigurosa aplicación de las normas y a la cooperación internacional", se lee en una nota oficial.
Junto a Starmer está también Martin Hewitt, nuevo jefe del grupo de trabajo creado por el Gobierno laborista para luchar contra los desembarcos ilegales en las costas del Reino Unido en una iniciativa alternativa al plan del ex Ejecutivo conservador sobre el caso Ruanda para el traslado de solicitantes de asilo al país africano, eliminado por el nuevo primer ministro ni bien llegó a Downing Street en julio pasado pero solo por los costos y las dudas sobre la eficacia de su potencial disuasorio.
Mientras tanto, en Gran Bretaña, como se apunta en la portada del periódico The Guardian, Starmer es criticado por algunos miembros de la mayoría y por ONG por querer "copiar" los "planes de inmigración ilegal de la extrema derecha italiana".
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