Es un juego de equilibrismo el encuentro entre Giorgia Meloni y Xi Jinping. Que dura mucho más allá del protocolo, como subrayan los italianos, y tiene los resultados esperados, aunque resumidos con énfasis diferentes por un lado y otro.
Para Roma, se destacó el papel "importante" de China para garantizar la "estabilidad y la paz" a nivel internacional. Para Pekín, la colaboración en autos eléctricos e inteligencia artificial, además de la adhesión a la "política de una sola China".
En la Diaoyutai State Guesthouse, la residencia de Estado donde Xi recibe a sus invitados internacionales, Meloni llega por la tarde después de inaugurar la exposición por los 700 años de la muerte de Marco Polo en el Millennium Museum de Pekín, y de haber conversado con el presidente de la Asamblea Popular, Zhao Leji.
El contacto entre Oriente y Occidente promovido por el explorador, que cimentó una amistad "histórica" entre Italia y China, es una metáfora citada y relanzada por ambas partes.
Ciertamente, Marco Polo señaló un "camino" entre los dos países que "a veces ha sido un trayecto fácil, a veces en subida", admite Meloni, quien llegó a la capital china precisamente para continuar manteniendo esa vía "transitable".
Al final de la conversación, Xi le ofrece una cena oficial, como la noche anterior lo hizo el primer ministro Li Qiang.
Pero un momento para experimentar la tradición china, la primera ministra y la delegación italiana lo encontraron a su llegada a Pekín, con la complicidad de una fiesta de cumpleaños en la que participó, sonriente y divertida incluso para las cámaras, su hija Ginevra.
Aún queda una etapa, en Shanghái, antes del regreso a Roma.
Y el encuentro con la prensa italiana, que no tuvo acceso, a diferencia de lo que sucedió en algunos circuitos internacionales de la visita, a la residencia de Xi.
China es "socio económico-comercial y cultural de gran relevancia", comienza Meloni frente al presidente de la República Popular.
No habla de la "agresión rusa a Ucrania", como había hecho frente al primer ministro - que la "guerra en Ucrania" esté entre los temas en la mesa lo subraya el informe de Palazzo Chigi - pero reafirma la importancia de desarrollar el diálogo "multilateral" en un momento "complejo en el que el sistema de reglas está en cuestión" difundiendo una "creciente inseguridad".
La primera ministra garantiza la voluntad italiana de continuar trabajando "experimentando nuevas formas de cooperación" también a través del Plan trienal recién firmado entre Roma y Pekín.
Y asigna a Italia un "papel importante" para relanzar las relaciones con la Unión Europea, siempre en el intento de "crear relaciones comerciales que sean lo más equilibradas posible".
Precisamente en esta óptica, la visita de Meloni era ampliamente esperada por Pekín como una oportunidad para estabilizar las relaciones China-Europa en un contexto de crecientes tensiones por los aranceles adicionales a la importación decididos por la Comisión sobre los vehículos eléctricos fabricados en China.
Italia está entre los países de la UE que a principios de julio votaron a favor de las tarifas provisionales de hasta un 37,6%. Meloni, en su versión china, ha afirmado que "Italia se opone al desacoplamiento y al proteccionismo y está dispuesta a promover el acercamiento de las relaciones UE-China".
Por lo tanto, Pekín espera evitar un nuevo y pesado frente comercial con la UE, ya que ya tiene uno con Estados Unidos, en una fase de economía incierta y estancada.
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