La Alianza Atlántica, finalmente, encontró un nuevo líder, después de 10 años de reinado del exprimer ministro noruego.
"Sé que dejo la OTAN en buenas manos", fue el comentario de Stoltenberg.
"Es un gran honor: la Alianza es y seguirá siendo la piedra angular de nuestra seguridad colectiva", declaró Rutte.
Las felicitaciones llegaron desde todos los rincones de la OTAN, dado que con la llegada del ahora exprimer Ministro holandés se llena definitivamente otra casilla en el complejísimo rompecabezas de los nombramientos en curso.
"La Alianza Atlántica es más necesaria que nunca", resumió, en nombre de todos los aliados, el presidente francés Emmanuel Macron, quien hasta hace unos años la definía como en "muerte cerebral".
Pero era antes de la guerra en Ucrania, otro mundo.
Rutte, por otro lado, asume el cargo justo cuando un conflicto feroz se desata a las puertas de Europa y la OTAN, y tendrá que actuar de inmediato.
Se han escrito extensamente sus dotes como gran negociador y posible "encantador" de Donald Trump, en caso de que algún día el magnate estadounidense regrese a la Casa Blanca.
Mientras, proviene de un país fundador de la UE.
También es liberal, militante en Renovar Europea, la familia política creada por el presidente francés, Emmanuel Macron.
Todos ellos elementos cruciales para la construcción de ese pilar europeo dentro de la OTAN del que tanto se habla últimamente.
Aquí, más allá de la guerra en Ucrania, que sin duda será uno de los temas más desafiantes para Rutte, la cuestión de una OTAN con más influencia de la UE podría ser dominante en el futuro.
El otro aspecto delicado es el dinero.
Ahora 24 de 32 aliados -contando a Suecia- superan el 2% del Producto Bruto Interno (PBI) en defensa, pero países importantes quedan fuera del conteo, como Canadá, Bélgica, Italia y España.
Rutte, siempre un halcón con las cuentas, esta vez tendrá que encontrar la manera de hacer que se gaste más y no menos.
Luego se verá si Stoltenberg se las arreglará para no dejar asuntos sin terminar sobre la mesa.
En la cumbre de Washington, los líderes deberían firmar el acuerdo para que la gestión de la ayuda militar a Kiev esté bajo el paraguas de la OTAN, mientras que la decisión sobre la financiación -40 mil millones al año- todavía parece lejana.
A falta de un compromiso claro, le corresponderá a Rutte seguir presionando a sus aliados en Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky inmediatamente le rindió homenaje, calificándolo de "un líder fuerte y de principios" que "demostró su determinación y visión en muchas ocasiones en los últimos años".
En cuanto a la cuestión geográfica, el Este teme al imperialismo ruso y busca tranquilidad, y el Sur quiere que la cuestión del Sur no termine en el olvido.
Para ampliar el alcance, también existen relaciones con aliados asiáticos (Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda) en una perspectiva anti-China.
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