Crece el temor de un enfrentamiento total inminente entre Israel y el Hezbolá libanés, con consecuencias difíciles de predecir, no sólo en Medio Oriente. Estados Unidos es plenamente consciente de ello: se está corriendo del filo de la navaja a pesar de meses de conversaciones después de que los milicianos chiítas, aliados de Irán, abrieran las hostilidades pocas horas después del 7 de octubre en solidaridad con Hamás.
El enviado especial de Joe Biden, Amos Hochstein, llegó a Beirut después de la etapa en Israel con la certeza de que hay que tirar del freno.
Washington, dijo al reunirse con los líderes libaneses, está tratando de evitar "una guerra más grande" tras la escalada a lo largo de la frontera sur del Líbano en las últimas semanas.
Hochstein describió la situación como "grave" y afirmó que esa es la razón por la que el presidente Joe Biden lo envió a Beirut.
El hecho es que incluso hoy no se detuvieron los cohetes y los drones lanzados por Hezbolá en el norte de Israel, seguidos de incursiones del Estado judío a través de la frontera. Todo en una guerra nunca declarada abiertamente.
Un aspecto que el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, captó muy bien: "Creo que ni Israel ni Hezbolá quieren realmente una guerra o una expansión del conflicto". Sin embargo, advirtió, "con lo que sucede todos los días hay un impulso en la dirección" de un conflicto.
Desde Jerusalén, el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, reiteró la posición del Gobierno de Benjamín Netanyahu, hablando explícitamente de una "guerra total" que "destruiría a Hezbolá y golpearía duramente al Líbano".
Katz se inspiró en un vídeo difundido por milicianos chiítas con imágenes de objetivos sensibles y posiciones militares de unidades seleccionadas y sistemas de defensa de área en el norte de Israel y especialmente en el puerto de Haifa.
Un vídeo que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aún no comentaron.
"Nasrallah -insistió Katz- se jacta de haber fotografiado los puertos de Haifa, gestionados por grandes compañías internacionales de China y de India, y amenaza con dañarlos.
Estamos muy cerca de decidir si cambiar las reglas del juego contra Hezbolá y el Líbano. Israel pagará un precio, pero restauraremos la seguridad para los residentes del norte".
En el día 256 de guerra en Gaza, la situación no se desbloquea: una posible tregua y la liberación de los rehenes siguen siendo un espejismo que aparece y desaparece.
Israel sigue comprometido con la decisión de que no habrá más negociaciones que las centradas en la hoja de ruta que Biden relanzó en las últimas semanas.
"No hay nada que pueda cambiar eso. No habrá -explicó una fuente al corriente de las negociaciones- negociaciones sobre ningún otro plano, más allá del aceptado del Consejo de la ONU".
Y no se detienen los combates "a corta distancia" y las incursiones en Rafah y en el centro del enclave palestino.
Precisamente en Nuseirat, Al Jazeera, citando fuentes de los medios locales, incluyendo Radio Hamas, informó sobre 17 palestinos muertos después de un ataque israelí. El primer ministro Netanyahu, por su parte, volvió a atacar a Estados Unidos calificando de "inconcebible" que Washington haya "retenido armas y municiones a Israel en los últimos meses".
"El Secretario Blinken me aseguró que la administración está trabajando día y noche para eliminar estos cuellos de botella.
Espero que así sea. Debería ser así".
Luego recordó que "durante la Segunda Guerra Mundial, (Winston) Churchill dijo a Estados Unidos: 'Dennos las herramientas, haremos el trabajo'. Yo también digo: dennos las herramientas y terminaremos el trabajo mucho más rápido".
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