La protesta, organizada por la noche por asociaciones pacifistas y ecologistas, tiene más un valor simbólico que otra cosa. Los participantes, unas decenas de ellos, debaten sobre el clima, los conflictos en Ucrania y Oriente Medio y luego se deleitan con vino, cuscús y friselle de Apulia.
El representante de la mesa de coordinación del G7 de Apulia, Bobo Aprile, que promovió el evento contra las "políticas de guerra que se discutirán en la cumbre" hasta el 15 de junio en Borgo Egnazia, destaca: "Estas personas nos llevarán hoy a la tercera guerra mundial. Zelensky viene aquí y se marcha con 50 mil millones de euros para una guerra que ya ha perdido.
Confiamos en la presencia del Papa para moderar sus posiciones y materializar una oposición cada vez más amplia".
"Europa está completamente muerta y todo el mercado debe organizarse en favor de los Estados Unidos. Es una guerra económica, social y militar - observa - está todo condensado".
El presidente estadounidense Joe Biden no asiste a la cena de bienvenida en el castillo, alrededor de la cual vigila un impresionante despliegue de fuerzas del orden, porque está cansado de los compromisos de los últimos días.
"Para nosotros, sin embargo - precisan algunos habitantes de Brindisi desde cuyos balcones ondea la bandera tricolor - es importante que nuestro (Sergio) Mattarella esté allí: le pedimos que recuerde Puglia y Brindisi, y que no crea en los medios de comunicación estadounidenses según los cuales existe la mafia, porque ya no es lo mismo que antes, todo ha cambiado".
La red de asociaciones que se suman a la protesta, incluidas las que defienden los derechos de los palestinos y del pueblo kurdo, también se opone "al cambio climático debido a una falsa transición ecológica" y pide a los países del G7 que trabajen para "corregir la inmigración y no una hecha de los campos de concentración".
"También debemos detener - subrayan - el genocidio en curso en Gaza: nadie habla de ello, pero los colonos israelíes son culpables de crímenes de guerra".
A la manifestación también acudieron algunos turistas que no sabían que estaba allí el G7 y se sorprendieron por la presencia de tanta policía y el hecho de que las tiendas estuvieran cerradas: "Nos preguntábamos por qué había tantos helicópteros en el cielo, Pensé que era otra jugada de (Vladimir) Putin", bromea amargamente el londinense James.
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