A pocos días del anuncio de la hoja de ruta trazada por el presidente estadounidense, Joe Biden, las dudas sobre las negociaciones entre la facción palestina e Israel volvieron a aparecer, congelando las expectativas de las últimas horas.
Y ello a pesar de las fuertes presiones de los mediadores -encabezados por Qatar- para cerrar el círculo.
El representante de Hamás, Osama Hamdan, hizo saber desde Beirut que "la propuesta de Israel no responde al fin de la guerra y a la retirada de Gaza, y no es coherente con los principios establecidos por Biden".
"Sin una posición clara por parte de Israel para preparar un fin definitivo del conflicto y la retirada de la Franja de Gaza, no habrá acuerdo", insistió.
Una postura que parece ser una de las respuestas "claras" invocadas por Qatar tanto por parte de Hamás como de Israel.
De hecho, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores en Doha, Majed Al-Ansari, había afirmado que proseguían las conversaciones, en particular sobre el fin de la guerra, el punto central de las negociaciones.
"Los principios contenidos en el discurso de Biden -subrayó Al-Ansari- reúnen las peticiones de todas las partes, pero todavía no hay posiciones claras" por parte israelí o por parte de la facción islámica".
Hasta el momento -explicó-, no hubo "aprobaciones concretas" de ambas partes, aunque las distancias se han acortado.
Luego, refiriéndose a las posiciones discordantes en el seno del ejecutivo israelí, observó que Qatar está "esperando una posición israelí clara que refleje a todo el gobierno".
Hamás ya se había liberado de la presión al atribuir toda la responsabilidad a Israel.
El Primer Ministro Benjamín Netanyahu, hablando con el Presidente francés Emmanuel Macron, observó a continuación que el Plan para la Liberación de los Rehenes "permite a Israel alcanzar todos los objetivos de la guerra que Israel se ha fijado, incluida la eliminación de Hamás".
Israel -según Abu Zuhri- no se toma en serio la posibilidad de llegar a un acuerdo en Gaza y sigue maniobrando al amparo de Estados Unidos "a pesar de que la Casa Blanca sabe que el problema concierne (a Israel)".
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hablando con el Presidente francés Emmanuel Macron, observó que el plan para la liberación de los rehenes "permite a Israel alcanzar todos los objetivos de la guerra que Israel se ha fijado, incluida la eliminación de Hamás".
Y es un hecho que el consenso sobre la hoja de ruta se está ampliando en Israel.
El Shas, un partido religioso de la coalición gubernamental, salió a la luz y declaró su apoyo al plan, cuyo objetivo es devolver a los rehenes a casa.
"Apoyamos la propuesta -afirmó- y fortalecemos al primer ministro y al aabinete de Guerra para resistir todas las presiones y llevar el acuerdo a buen puerto".
El de los secuestrados sigue siendo el principal tema de Israel, también porque, según las estimaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel, murieron 43 de los 120 rehenes (un tercio) que aún se encuentran en manos de Hamás en Gaza.
Mientras, la situación en el norte de Israel, en la frontera con el Líbano, empeora cada día: el ejército aún tiene que apagar los grandes incendios provocados por los drones de Hezbolá.
Una situación límite, hasta el punto de que el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, advirtió que había llegado el momento de tomar decisiones: "Israel está preparado para una guerra en el Líbano", advirtió.
Y los medios libaneses cercanos a Hezbollah informaron que Londres advirtió a Beirut que Israel lanzará una ofensiva a gran escala en el Líbano a mediados de junio.
En la Franja, en el día 242 de la guerra, las FDI volvieron a operar con incursiones y tropas terrestres contra Hamás en el campo de refugiados de Bureij, a un paso del "Corredor Netzarim", bajo control israelí, el cual divide el norte del sur del enclave palestino.
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