Punto de inflexión en el uso de armas occidentales concedidas a los ucranianos para atacar a Rusia: según Politico, Joe Biden autorizó "en secreto" a Kiev a atacar con armas estadounidenses, pero sólo en la zona cercana a Járkov y no de largo alcance.
La decisión se produce mientras los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN se reúnen en Praga para hacer un balance de cara a la cumbre de Washington, prevista para julio. Hay varios temas que discutir sobre la mesa -los planes de disuasión hacia Rusia, el nombramiento del nuevo secretario general-, pero nadie oculta que Ucrania volverá a dominar la discusión. Porque la ofensiva en Járkov es motivo de "grave preocupación" y la situación sobre el terreno sigue siendo tensa.
El debate sobre las restricciones al uso de las armas suministradas a Kiev -retirarlas o no- ha llegado a un punto crítico, con la mayoría de los aliados ahora en el bando de los "halcones". "Estamos avanzando", asegura el ministro checo Jan Lipavskì. Y por la noche llega el punto de inflexión norteamericano que podría cambiarlo todo.
Moscú observa la evolución de la situación con cierto recelo porque sabe que, si la línea intervencionista prevalece como parece, ya no podrá mover tropas casualmente a través de la frontera (y lanzar bombas planeadoras con total seguridad).
Luego amenaza con represalias y acusa a la OTAN de fomentar la escalada. El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, evoca planes de "disuasión nuclear" si los estadounidenses implementan el "despliegue de misiles terrestres de medio y corto alcance", mientras que el portavoz del Kremlin señala con el dedo a los aliados porque "están presionando por todos los medios posibles para que Ucrania continúe esta guerra sin sentido".
En realidad, tras una inspección más minuciosa, la beligerante OTAN también tiene sus propios problemas (para deleite de Putin). La Alianza -según afirma el Financial Times- actualmente podría proporcionar "menos del 5%" de las capacidades de defensa aérea consideradas necesarias para proteger a sus miembros en Europa Central y del Este de un ataque a gran escala.
Lipavskì -recordando que los tanques soviéticos aplastaron la primavera checoslovaca, justo en Praga- revirtió la narrativa. "Moscú ha optado por la escalada: Putin, después de la toma de posesión, se siente fuerte, decretó la ofensiva en Járkov y vemos intentos de sabotaje en países de la OTAN, como Polonia y el Reino Unido: estoy seguro de que se producirán provocaciones mayores de este tipo", avisó. "Debemos reaccionar apropiadamente y mostrar un fuerte compromiso en defendernos".
Y para garantizar la seguridad en Europa debemos detener a los rusos en Ucrania. Jens Stoltenberg en Praga volvió a animar a los aliados, especialmente a los recalcitrantes. "Kiev sigue luchando con valentía, pero los desafíos a los que se enfrenta son cada vez mayores y crecientes: sin embargo, sólo podrá prevalecer con el apoyo constante y sólido de la OTAN", destacó.
El canciller italiano, Antonio Tajani, fue muy claro en este punto. "Para nosotros, la Constitución nos impide hacer la guerra a otros países, por lo que las armas italianas deben utilizarse en territorio ucraniano, para la defensa", precisó.
Stoltenberg también propuso "institucionalizar" la coordinación de la ayuda bajo el paraguas de la OTAN e "inyectar" nuevos recursos para el apoyo militar a Kiev (el famoso plan de 100 mil millones en 5 años, que según rumores no confirmados podría reconfigurarse en 40 años al año, a comprender en arco temporal). Se habla además de ello pero hay cierto escepticismo sobre la cifra exacta, si es que alguna vez la habrá. El trabajo continúa y madurará a tiempo para la cumbre de Washington.
Luego está el salto adelante de Francia en el frente de las "botas en el terreno". París está a punto de terminar el trabajo y tiene intención de anunciarlo probablemente durante la visita de Volodimir Zelensky con motivo de las celebraciones del desembarco de Normandía. En particular, se trata de una coalición de voluntarios -fuera del marco de la OTAN- abierta a otros aliados, como Polonia y Lituania. Implicaría enviar inicialmente unas pocas docenas de especialistas para identificar las necesidades de formación y luego, posteriormente, una misión de unos cientos de instructores militares.
Se cierra con el compromiso de Praga en materia de municiones. La primera entrega masiva será en junio (50-100 mil) piezas, y luego se realizará cada mes hasta llegar a 500 mil a finales de año. Es sólo una cuestión de dinero. En el mercado hay listo para su entrega "al menos" otro millón de proyectiles, pero los rusos no se quedan de brazos cruzados. Quien paga primero se queda con los lotes. Y hasta ahora sólo 5 países -de los 20 que forman parte de la coalición- han transferido los fondos necesarios.
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