El presidente logró dar su discurso como invitado de honor en la ceremonia de graduación del Morehouse College de Atlanta, histórica universidad afroamericana (exclusivamente masculina) de Georgia que contó entre sus estudiantes con Martin Luther King Jr.
Una parada para intentar frenar en un estado en equilibrio la hemorragia de votos de los jóvenes y de la 'comunidad negra', dos componentes esenciales de su primera victoria.
Algunos profesores y estudiantes habían pedido cancelar la intervención acusando a Biden de complicidad en el genocidio palestino por su apoyo a Israel, en contraste con el pacifismo de MLK. Pero el líder demócrata fue recibido con aplausos, aunque en su mayoría tibios, no como los que recibió Barack Obama cuando su nombre fue evocado por el presidente del college, David Thomas.
En cualquier caso, no hubo abucheos ni interrupciones. Solo algunas protestas aisladas en silencio: un grupo de estudiantes que permaneció sentado dándole la espalda, uno con el puño derecho en alto, otro desplegando la bandera palestina.
Quizás también contribuyó la cuidadosa organización del evento, con la mano de la Casa Blanca, y el hecho de que las protestas en los campus históricamente afroamericanos sean más suaves que en otras universidades.
Pero hasta el último momento se temió el riesgo de una protesta que podría haber incomodado a Biden en su encuentro más directo con los estudiantes desde el inicio de los disturbios en las universidades estadounidenses.
Biden denunció la "crisis humanitaria" en Gaza, reiteró su llamado a un "alto el fuego inmediato y la liberación de los rehenes", y reafirmó que "la única solución es la de los dos estados" y que trabaja "por una paz duradera en Medio Oriente".
Luego aseguró que apoya "las protestas pacíficas y no violentas: sus voces deben ser escuchadas y prometo escucharlas".
En su apasionado discurso, el presidente rindió homenaje a MLK (cuyo busto tiene en el Despacho Oval), recordó las amenazas a la democracia, la violencia de las armas de fuego, la crisis climática, los desafíos de los afroamericanos (incluido el racismo como en el caso de George Floyd) y exhibió sus credenciales hacia ellos, incluido el nombramiento de la primera vicepresidenta y la primera jueza de la Corte Suprema afroamericanas.
"No tengo dudas de que algún día un hombre de Morehouse será presidente", halagó a los graduados, antes de hacer referencia a Kamala Harris, egresada de otro histórico college afroamericano: "justo después de una alumna de Howard... ella es dura, chicos".
Risas de la multitud, que lo aplaudió con convicción cuando elogió la reducción de la deuda estudiantil. Biden también intentó diferenciarse de Trump: "los asaltantes del Capitolio son llamados patriotas por algunos. No en mi casa". "Otra vez cuatro años", le gritó algún estudiante.
Mientras tanto, el magnate obtuvo el respaldo de la NRA y movilizó a los propietarios de armas para que vayan a votar, advirtiendo que con Biden la segunda enmienda sigue "bajo asedio".
Pero Trump parece estar seriamente preocupado también por el candidato independiente Robert F. Kennedy Jr, quien le está robando simpatizantes por derecha, tanto que lo ataca en el terreno donde tiene más apoyo, el de los que rechazan las vacunas: "es un falso antivacunas", advirtió.
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