La reacción se produce un día después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, decretara la transferencia temporal de las filiales de Ariston Thermo Group y de la alemana Bosch a la compañía rusa Gazprom Domestic Systems, productora estatal de electrodomésticos.
Moscú no explicó los motivos de esta decisión.
Paramonov, citado en la Farnesina por el asunto Ariston, dio "explicaciones exhaustivas sobre la legalidad y validez de las decisiones tomadas", escribe la embajada.
Paramonov, subraya la embajada, "recordó a los interlocutores que Moscú siempre ha concedido especial importancia a las relaciones comerciales y económicas rentables y mutuamente beneficiosas con Italia. La responsabilidad de las consecuencias negativas de su deterioro recae enteramente en las autoridades italianas que sacrificaron los reales intereses nacionales para participar en estériles y peligrosas aventuras antirrusas".
El secretario general de la Farnesina Riccardo Guariglia "expresó la fuerte decepción del Gobierno italiano".
"En línea con sus socios europeos, y en particular con Alemania - afirma la Farnesina - Italia pide a la Federación Rusa que retire las medidas adoptadas contra las actividades económicas legítimas de las empresas extranjeras en el país".
La Unión Europea, en su propia declaración, condenó ayer duramente la disposición en cuestión, que afecta también a una empresa alemana, subrayando, entre otras cosas, que "representa una prueba más del incumplimiento por parte de Rusia del derecho internacional".
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