Alrededor de 1 millón de personas está afectado de glaucoma en Italia, pero más o menos la mitad de ellas desconocen que tienen esa enfermedad.
De hecho, una gran parte de la población no sabe qué es el glaucoma y no es consciente del grave riesgo de pérdida de visión que conlleva. E incluso quienes han oído hablar de esta patología y la conocen piensan que los síntomas son reconocibles y permiten notarlo a tiempo. Pero no es así.
Para informar sobre los riesgos y los daños que puede causar este 'ladrón silencioso de la vista', del domingo 10 al sábado 16 de marzo regresa a 100 plazas italianas la 'Semana Mundial del Glaucoma' de IAPB Italia Onlus, una importante campaña de sensibilización que implica extenderse por todos los territorios. gracias a la colaboración de las estructuras territoriales de la Unión Italiana de Ciegos y Deficientes Visuales, con la distribución de folletos informativos en las plazas de las capitales de provincia, entrevistas con oftalmólogos en los medios locales y controles gratuitos o visitas en profundidad a los oftalmólogos.
Los folletos responden eficazmente a preguntas que garantizan una comprensión básica del glaucoma: ¿Qué es?, ¿Es una enfermedad rara?, ¿Cuáles son los síntomas?, ¿Se puede curar?, ¿Cómo sé si tengo glaucoma? Así descubrimos que el glaucoma es una enfermedad ocular que daña el nervio óptico, muchas veces asociada a un aumento de la presión ocular y es la principal causa de ceguera irreversible en el mundo. Sólo da síntomas en una etapa avanzada, cuando el daño causado ya no es reparable.
Además, la progresión de la enfermedad es tan lenta que el paciente no nota nada durante mucho tiempo. Para poder tratarlo es necesario reconocerlo cuando los síntomas aún no se han manifestado. Para saber si tienes glaucoma, simplemente contacta con un oftalmólogo que pueda diagnosticarlo a tiempo con una visita al especialista.
"Los modelos sanitarios actuales - afirma Mario Barbuto, presidente de IAPB Italia Onlus - ya no son capaces de gestionar las necesidades de salud visual de una población que requiere que la prevención sea una parte eficaz de las vías de tratamiento. Tampoco hay pruebas de la existencia de largas listas de espera: encontramos una concientización entre la población, en cierto modo tímidamente aumentada, sobre la necesidad de prevenir las enfermedades oculares, pero la oferta pública utiliza viejos modelos de salud ocular, incapaces de garantizar el acceso a un examen ocular a quienes corren el riesgo de sufrir enfermedades oculares o perder total o parcialmente la vista. Más precisamente, todavía no existe una selección a nivel territorial que actúe como filtro para garantizar a quienes necesitan un acceso prioritario al tratamiento para llegar rápidamente a los centros especializados, es decir, los hospitales".
Por ello, concluye Barbuto, "el Servicio Nacional de Salud debe reorganizarse para garantizar el acceso efectivo a los servicios públicos de oftalmología".
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