En tanto, la situación a lo largo de la línea de demarcación entre Líbano e Israel también se está calentando cada vez más, con un ultimátum israelí supuestamente amenazador al movimiento Hezbolá, que luego desmentido por Israel.
En El Cairo las delegaciones de Qatar, Hamás y Estados Unidos se retiraron. Un alto responsable del movimiento islámico acusó a Israel de haber "frustrado" todos los esfuerzos de los mediadores para llegar a un acuerdo.
Al mismo tiempo, en una nota el mismo movimiento precisó que "la delegación de Hamás abandonó El Cairo para consultar con sus dirigentes", pero "las negociaciones y los esfuerzos continúan para detener la agresión, permitir el regreso de los desplazados y llevar ayuda humanitaria a nuestro pueblo palestino".
Incluso Israel, que no había enviado su delegación a El Cairo, diciendo que primero quería una lista de los rehenes que podrían ser liberados según el acuerdo, se aseguró de hacer saber de manera indirecta que las negociaciones continúan: "Es un error pensar que las negociaciones sobre rehenes terminó", dijo el embajador de Estados Unidos en Israel, Jack Lew, agregando que "las conversaciones aún están en curso".
"Hay gente yendo y viniendo" y "las distancias se están acortando", resaltó.
Las grandes diferencias, sin embargo, evidentemente persisten, mientras Netanyahu está decidido a seguir adelante a toda costa con la ofensiva contra la ciudad de Rafah y el número de muertos en la Franja alcanza los 30.800, según el balance facilitado por las autoridades de Hamás.
"Nuestro ejército -advirtió el primer ministro israelí- seguirá luchando contra todos los batallones de Hamás, incluso en Rafah. Rafah es el último bastión de Hamás. Quien nos diga que no actuemos allí nos está pidiendo que perdamos la guerra.
Esto no sucederá".
Una posición que sigue irritando a la Casa Blanca hasta el punto de que, según el Washington Post, la administración del presidente, Joe Biden, parece estar evaluando formas de impedir que el Estado judío utilice armas estadounidenses en caso de que ataque la zona densamente poblada alrededor de la ciudad de Rafah.
Sobre el frente norte, sin embargo, los medios libaneses informaron de que Israel dio a Hezbolá una semana para aceptar la propuesta de acuerdo estadounidense, presentada estos últimos días por el enviado especial de Estados Unidos, Amos Hochstein, y que prevé efectivamente la retirada de los combatientes libaneses proiraníes de la línea divisoria entre el Líbano e Israel.
El periódico de Beirut Al Akhbar, muy cercano al Partido de Dios proiraní, escribió que Israel informó a los "países occidentales" que esperarán hasta el 15 de marzo, entonces estarán listos para una escalada militar que puede conducir a una guerra a gran escala.
Una fuente política israelí negó el ultimátum, afirmando que "esa noticia no es cierta, no existe tal plazo".
Mientras tanto, hoy fue otro día de intensos bombardeos en el norte de Israel, ya que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron haber atacado lo que describió como dos puestos avanzados de Hezbolá en el Líbano.
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