La dramática historia de los dos gemelos, un niño y una niña, dada a conocer por las autoridades sanitarias palestinas y relanzada por los medios de comunicación árabes, narra una nueva tragedia en un conflicto que lleva meses sembrando desesperación y dolor en toda la región.
Las imágenes de su funeral golpean profundo: dos cuerpecitos envueltos en sábanas blancas de las que emergen sus pijamas. Una en brazos de su madre Rania, desesperada, la otra acunada por un familiar.
"Mi corazón se fue", gritó la mujer que también perdió a su marido mientras -según los medios- se negaba a dejar a la niña para el entierro: "Déjenla conmigo".
"Dormimos, no disparamos y no peleamos. ¿Cuál es su culpa? ¿cuál es su culpa, cual es su culpa? ", repetía la mujer entre lágrimas, preguntándose cómo podía hacer para "seguir viviendo": "¿Quién me llamará mamá a partir de ahora? ¿Quién me llamará mamá?", se preguntaba Rania entre lágrimas que corrían por su rostro aún manchado de sangre.
Había deseado esos hijos con todo su corazón, dijo, recordando que se había sometido a múltiples rondas de tratamientos de fertilidad para hacer realidad su sueño de ser madre.
Los pequeños gemelos estaban entre los cinco niños que murieron en el ataque a la casa en Rafah, dijo el ministerio de Salud de Gaza.
Nacieron hace unos cuatro meses, un mes después del inicio de la guerra, dijeron algunos familiares frente a la triste hilera de bolsas negras alineadas que contenían -informó el medio libanés L'Orient le jour- los restos de la Abu Anza.
"Esperábamos un alto el fuego antes del Ramadán...", susurró alguien delante de los 14 cadáveres antes del entierro.
"Estaban durmiendo a las 11 de la noche. Eran niños.
Sinceramente, en la casa no había presencia militar, sólo civiles. No había soldados, sólo civiles", informaron los presentes en el funeral.
Las víctimas de la familia Abu Anza se suman al dramático número de muertos en Gaza que, según las autoridades de Hamás, supera ya los 30.400, "la mayoría de ellos mujeres y niños".
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