"Fue como una operación militar", declaró uno de los desplazados, refiriéndose al saqueo en la ciudad de tiendas de campaña de la Media Luna Roja Palestina en la costa de Moassi, al oeste de Rafah.
"Los camiones llegaron en mitad de la noche, hace dos días.
Aparecieron hombres armados y se llevaron todo lo que encontraron".
Armas en mano, desmantelaron y cargaron 420 tiendas de campaña, todos los generadores eléctricos y también robaron combustible de los camiones egipcios que se encontraban en el lugar.
Durante el día, el campo, que debía albergar aparte de los miles de desplazados, estuvo protegido por guardias y policías palestinos. Pero por la noche lo dejaron desatendido. "Los ladrones dejaron un vacío detrás de ellos. Esto es anarquía".
La escasez de ayuda humanitaria crea situaciones de conflicto. El ingreso de camiones en Gaza -que en el pasado eran 500 por día- es completamente insuficiente en comparación con las necesidades de la población, que aumentan a medida que los civiles se ven obligados a abandonar sus hogares.
El domingo solo pasaron por el cruce 80 camiones, hoy 140.
Todavía son muy pocos y en los mercados de Rafah los precios de los alimentos se dispararon.
En la red se multiplicaron las acusaciones contra las autoridades, se denuncian graves irregularidades en la distribución de la ayuda e incluso apropiaciones ilícitas.
Acusaciones planteadas principalmente por palestinos originarios de Gaza que ahora viven en el extranjero.
El ministerio de Economía advirtió que el descontento popular corre el riesgo de extenderse en cualquier momento y desde hace unos días impone precios bajos para la venta de algunos productos básicos en las redes de supermercados, como harina, aceite de semillas y café instantáneo.
Pero para otras exigencias es necesario saber cómo arreglárselas.
El diésel, que ahora llega a la Franja con los convoyes de ayuda humanitaria, se revende en el mercado negro al precio de 30 sheckels el litro (7,5 euros). Pero para comprar gasolina, de la que hay una escasez absoluta desde hace semanas, el procedimiento es mucho más complejo.
"En primer lugar -explicó un residente de Rafah que prefiere permanecer en el anonimato- tuve que hacer correr la voz entre mis conocidos. Entre bastidores se verificó mi identidad.
Finalmente, recibí un mensaje que me dirigía a un almacén del distrito de a-Salam. Allí me dijeron que el precio había subido de 120 shekels (30 euros) a 180 shekels (45 euros) por litro.
Tómalo o déjalo. La entrega es gratuita".
Tras efectuar el pago, "una moto apareció de repente en la calle con una persona que colocó un bidón lleno en la acera y desapareció".
Hoy, mientras tanto, cerca de la zona ocupada por los desplazados en Moassi, un jeep fue alcanzado por un cohete y murieron tres pasajeros. Un tipo de ataque que aumenta la sensación de total indefensión de los habitantes y se suma a los demás males que les afligen: la anarquía, la bolsa negra y el creciente contagio de enfermedades, sobre todo entre los niños.
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