Israel asesta un golpe estratégico en el Líbano y ataca con drones la oficina de Hamás en las afueras de Beirut, matando a Saleh al-Arouri, número dos de la organización, hombre clave y vínculo con Hezbolá, Irán y Turquía.
Un ataque sorpresa y selectivo en el que también murieron otros altos mandos militares de las milicias. Tal vez Kalil Al Hayya, también miembro del politburó de Hamás, según algunos medios de comunicación, aunque la noticia no fue confirmada en ningún otro lugar.
La muerte de al Arouri corre el riesgo de extender el conflicto entre Israel y el Líbano, hasta ahora "limitado" a intercambios de disparos a lo largo de la frontera con Hezbolá, mientras el ejército israelí declaró "alerta máxima", preparado "para cualquier eventualidad".
Pero complica también los ya muy débiles intentos diplomáticos con el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, que pospuso, según anuncian fuentes israelíes, su viaje a la región, previsto para esta semana. Y parece destinado a bloquear los intentos de negociación sobre los rehenes: fuentes diplomáticas árabes hicieron saber, escribió Haartez, que "la situación cambió" y las conversaciones se interrumpieron.
“Ahora no es posible avanzar”, informaron.
Hamás, al confirmar la muerte del líder, tronó afirmando que "los cobardes asesinatos llevados a cabo por el ocupante sionista contra los líderes y símbolos de nuestro pueblo palestino dentro y fuera de Palestina no lograrán quebrar la voluntad y la resistencia de nuestro pueblo, ni obstaculizar la continuación de su valiente resistencia", afirmó a través de Ezzat al-Rishq, miembro del Buró Político.
Y la Yihad Islámica aumentó la amenaza: Israel "pagará el precio de sus crímenes". Dura condena también del primer ministro libanés, Najib Mikati, para quien Israel "pretende arrastrar al Líbano a una nueva fase de la guerra".
El Estado judío no se pronunció, sin embargo, sobre la noticia, aunque inmediatamente después tuvieron lugar consultas restringidas entre el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, antes de una reunión del gabinete de guerra.
En tanto, en la red social X (antes Twitter), un miembro del Likud, Dani Danon, felicitó al Mossad y al Shin Bet por la operación en Beirut.
Mientras, en Gaza, donde el recuento de muertos ascendió a 22.185, según el Ministerio de Sanidad, la guerra continúa sin pausa: Israel golpea duramente el sur de la Franja, anunciando al mismo tiempo que las fuerzas israelíes consiguieron hacerse con el control del comando militar de Hamás en el sector de Gaza Este. Estaba constituido, precisó un portavoz, de 37 edificios, dentro de una zona residencial civil, que incluye hospitales, escuelas y condominios.
El Comando de Hamás estaba conectado a una red de túneles. Los soldados encontraron las entradas de cinco túneles. A 20 metros bajo tierra se encontraba el búnker de mando desde donde Hamás gestionaba las fases de la guerra.
En un día que marca un punto de inflexión peligroso, con consecuencias impredecibles, Israel hizo saber que comparecerá ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para defenderse de las acusaciones de genocidio de Sudáfrica.
Según el periódico israelí, la decisión se tomó durante una reunión presidida por Netanyahu y tras consultas con el ministerio de Justicia, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el Consejo de Seguridad Nacional.
La alta tensión repercute también en Turquía, donde fueron detenidas 33 personas sospechosas de "espionaje" para el Mossad.
Según la televisión estatal TRT, se trata de personas sospechosas de haber trabajado para los servicios israelíes con el objetivo de identificar, vigilar y secuestrar a ciudadanos extranjeros que residen en Turquía.
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