En la periferia sur de Beirut, Saleh al-Arouri, número dos de Hamás, cerebro y estratega de la lucha armada, cambiaba varias veces al día de escondite y fue asesinado en la capital libanesa junto con otros cinco altos cargos de la milicia, en un ataque atribuido a Israel.
Las estrictas medidas de seguridad no lo protegieron lo suficiente. Y en Beirut ya hay quienes afirman que algún espía, infiltrado por el supereficiente servicio de seguridad de Hezbolá, logró informar al Mossad israelí de la última posición de al Arouri.
Según fuentes de inteligencia libanesas, el alto exponente de Hamás había acudido a ese edificio en Musharrafiye, el barrio donde tuvo lugar el ataque, para una reunión secreta con los demás líderes de Hamás en el Líbano.
Tras los ataques del pasado 7 de octubre, las autoridades israelíes habían asegurado que querían ir a la caza de los líderes de Hamás dondequiera que estuvieran.
Desde Beirut, el propio al Arouri había anunciado proféticamente en marzo pasado los ataques contra Israel a partir de la Franja: "Gaza -había dicho al Arouri- se unirá a la lucha global que no se limitará a Palestina". Al Arouri, de 58 años, originario de Cisjordania, había fundado las Brigadas Izz ad Din al Qassam, el brazo armado de Hamás. Pero durante años su papel principal fue aquel de vínculo entre el movimiento palestino en Gaza y sus aliados regionales, Hezbolá e Irán en primer lugar.
En Beirut, donde residía desde 2018, era el hombre clave de Hasan Nasrallah, el líder inamovible del movimiento chiíta libanés. Los dos se reunieron con mucha frecuencia, especialmente desde el estallido de la guerra a principios de octubre. Desde hace casi diez años, en 2015, Estados Unidos había fijado una recompensa de cinco millones por su cabeza, colocándolo en la lista de "terroristas a escala mundial". Y muchos en Israel lo consideraban más peligroso que Yahya Sinwar, líder de Hamás en la Franja con quien al Arouri compartió la larga militancia de las células del movimiento dentro de las prisiones israelíes.
Al Arouri pasó 22 años en las cárceles enemigas, desde finales de los años 80 hasta 2007, con una breve interrupción a finales de los años 90. Una vez liberado, los israelíes lo expulsaron y deportaron a Siria, a la corte del presidente Bashar al Assad, aliado de Irán y Hezbolá.
En 2011 participó en las negociaciones con Israel para el intercambio de prisioneros en las que Sinwar fue liberado entre más de mil palestinos. Pero la guerra civil siria de 2012 obligó a todos los dirigentes de Hamás a abandonar Damasco.
Al Arouri encontró otra ubicación regional y terminó en Turquía, la casa madre de la Hermandad Musulmana mundial. Desde aquí al Arouri se había distinguido como el hombre de mediación entre Hamás y Fatah, el partido del presidente palestino Mahmud Abbas (Abu Mazen), entre Hamás y Egipto.
Luego, en 2018, después de la reconciliación entre Turquía e Israel, al Arouri finalmente regresó a Beirut. Donde desde el 7 de octubre también coordinaba las actividades militares de Hamás desde el frente sur del Líbano contra el ejército israelí en la Alta Galilea.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA