Por segunda vez consecutiva, el presidente ruso, Vladimir Putin, saludó el nuevo año lanzando una andanada de drones y misiles contra Ucrania, mientras aún se están contando las muertes tras el masivo ataque ruso del pasado 29 de diciembre, que ascienden a 50, de las cuales 27 solo en Kiev.
El 2023 terminó así con un nuevo resurgimiento de la guerra y el comienzo de 2024 no pinta mejor. Rusia "no retrocederá", "los barreremos", amenazó el líder del Kremlin en vísperas de Año Nuevo.
El año que viene "devastaremos" las fuerzas de Moscú, respondió a distancia el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, en su discurso de fin de año, animando a los ucranianos a resistir e instando a los aliados a seguir apoyando a Kiev y su lucha contra el invasor.
Empezando por Italia, presidente de turno del G7, a la que el mandatario ucraniano agradeció, con un tuit dirigido a Giorgia Meloni, "defender la libertad y la vida humana, y preservar la estabilidad global y un orden internacional basado en reglas". Y deseando a la presidencia italiana del Gran Grupo "mucho éxito en la consecución de sus prioridades", "ansiosa por continuar la fructífera cooperación entre Ucrania y el G7".
"Hemos demostrado varias veces que podemos resolver las tareas más difíciles y que nunca retrocederemos porque ninguna fuerza puede dividirnos", afirmó Putin en vísperas del nuevo año, que también lo verá como candidato a un nuevo mandato presidencial, sin mencionar directamente el conflicto en Ucrania.
Al día siguiente, durante una visita al hospital militar Vishnevsky, amenazó con "intensificar los ataques". Y culpó a Kiev del "ataque selectivo contra la población civil" de Bélgorod, que el 30 de diciembre causó al menos 25 muertos y 109 heridos.
"Ningún crimen contra civiles quedará impune, esto es seguro", aseguró el presidente ruso, seguro de que "el enemigo está implosionando": "Ucrania se está quedando sin material militar y aumentaremos su producción".
Por el contrario, Zelensky anunció en su discurso que este año Kiev también aumentará su producción interna y se equipará con "un millón de drones" propios, así como con aviones de combate suministrados por sus aliados occidentales. "Nuestros pilotos ya dominan los F-16", dijo. Y con los aviones "nuestros enemigos verán cuál es nuestra verdadera ira". Ninguna mención en las palabras de los dos líderes a la hipótesis de negociaciones, ni a una solución diplomática que ponga fin - o al menos suspenda - la guerra desatada por el Kremlin hace casi dos años con la invasión. En su retórica habitual, Putin mencionó su deseo de poner fin al conflicto, pero -reiteró- en sus propios términos. Condiciones que siguen siendo inaceptables para Zelensky, decidido a expulsar al enemigo de sus fronteras o, en cualquier caso, a no ceder más territorio. Así, 2024 comienza también con el choque de armas. La Fuerza Aérea de Kiev informó que, entre San Silvestre y vísperas de Año Nuevo, Rusia lanzó un número "récord" de drones Shahed -y derribó 87 de 90- y también 8 misiles de varios tipos hacia diferentes regiones.
Al menos dos personas murieron en un ataque en la región de Sumy, informó el ministerio del Interior.
Los restos del dron interceptado además alcanzaron el museo de historia de Leópolis, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el oeste de Ucrania, provocando un incendio que lo destruyó: "Simbólico y cínico. Una guerra contra nuestra historia", afirmó el alcalde Andriy Sadovyi en su red social Telegram.
Finalmente, según las autoridades prorrusas de la autoproclamada república de Donetsk, cuatro personas murieron y otras 13 resultaron heridas en un bombardeo ucraniano en el centro de la ciudad.
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