(ANSA) - ROMA, 19 NOV - Se enciende el frente del Mar Rojo,
donde las milicias chiítas de los hutíes, vinculadas al enemigo
jurado de Israel, Irán, se apoderaron de un barco comercial que
inicialmente se pensó que era israelí, lo desviaron hacia la
costa de Yemen y lo escoltaron hasta el puerto de Hodeida en la
costa occidental del conflictivo país de Medio Oriente.
Una acción militar que aumenta considerablemente la
temperatura del conflicto en Gaza, alimentando el espectro de la
diplomacia occidental de una implicación cada vez más directa de
la República Islámica en el conflicto en curso en Medio Oriente,
incluso después de las acaloradas declaraciones del portavoz del
ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Nassar Kanani, que
acusó al régimen sionista de "cometer nuevos crímenes y masacrar
a palestinos cada día, incluso en los campos de refugiados".
La acción de los milicianos yemeníes fue fuertemente
condenada por la tarde por el primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, que subió el tono hablando de "un nuevo acto de
terrorismo que representa un salto cualitativo en la agresión de
Irán contra los ciudadanos del mundo libre y que crea
repercusiones internacionales para la seguridad de las rutas
marítimas".
El gabinete del primer ministro confirmó luego que el "buque
es de propiedad británica", que está "gestionado por una empresa
japonesa y que "a bordo se encuentran 25 tripulantes de diversas
nacionalidades, entre ellos ucranianos, búlgaros, filipinos y
mexicanos. Ningún israelí".
El cargamento había salido de Turquía y se dirigía hacia la
India cuando fue interceptado por los mismos milicianos que
horas antes habían amenazado con atacar "todos los barcos
propiedad de Israel o que operen para empresas israelíes o que
enarbolen bandera israelí".
Para el portavoz militar de los hutíes, Yahya Saree, este
acto se basa "en la responsabilidad religiosa, humanitaria y
moral hacia el pueblo palestino oprimido y el injusto asedio al
que está sometido, así como la continuación de las horribles y
atroces masacres perpetradas por el enemigo israelí".
El estrecho de Bab El-Mandeb, entre Yemen y Yibuti, está
situado en una ruta vital para el comercio mundial, en
particular para el tráfico de petróleo, y, por lo tanto, resulta
tentador para los hutíes que, declarándose parte del "eje de
resistencia" de los grupos afiliados a Irán, ya lanzaron una
serie de ataques con aviones no tripulados y misiles contra
Israel desde octubre, tras el ataque sin precedentes de Hamás.
El objetivo de los rebeldes, que controlan Saná, la capital
de Yemen, y gran parte del país, es estratégico más que militar,
ya que -según expertos citados por la prensa internacional-
buscan legitimidad regional e internacional. (ANSA).
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