(ANSA) - BUENOS AIRES, 19 NOV - Argentina espera con gran
expectación el resultado de la segunda vuelta electoral que
determinará su futuro durante los próximos cuatro años.
Unas elecciones cruciales para un país sumido en una de las
crisis económicas más graves de su historia, y que el día de la
instalación del nuevo gobierno, el 10 de diciembre, celebra los
cuarenta años del fin de la dictadura.
Un punto de inflexión histórico, entre la ira de quienes no
pueden llegar a fin de mes y el miedo de quienes temen una nueva
ola autoritaria. Y aunque el último sondeo de AtlasIntel -el
único instituto que ha adivinado el resultado de las elecciones
generales del 22 de octubre- predice una victoria del candidato
ultraliberal de derecha Javier Milei sobre el peronista
progresista Sergio Massa, con una diferencia entre 4 y 6 puntos
porcentuales, permanece la incógnita del voto en blanco.
Según los últimos resultados, su porcentaje podría oscilar
entre el 10% y el 20%, lo que resultaría decisivo para el
resultado final. Un elemento de incertidumbre al que se suma la
pregunta sobre el tránsito del 37,6% de las preferencias de los
candidatos eliminados en la primera vuelta.
"Una elección importantísima", la calificó Massa, rodeado
por una multitud a la salida del colegio electoral donde votó en
la escuela número 34 de su ciudad natal, Tigre, en el norte de
la provincia de Buenos Aires.
Una confrontación que 'da la responsabilidad de construir un
camino de esperanza y confianza'. 'Una nueva etapa', indicó el
actual ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández,
quien -de ser elegido- deberá comprometerse a encontrar nuevas
fórmulas para construir un "camino más virtuoso que el pasado".
Ese pasado del que él es expresión, y que lo impulsó a la
carrera por la Casa Rosada.
"Hemos hecho todos nuestros esfuerzos a pesar de la campaña
de miedo en nuestra contra, esperamos el resultado con calma,
vendrán días aún más importantes que hoy", comentó por su parte
Milei, haciendo gala de cierto optimismo, entre algunos silbidos
y los abrazo de sus seguidores en el barrio popular de Almagro.
El líder de Libertad Avanza esperaba "un resultado claro
para poder elegir un presidente esta misma noche".
"Es hora de que la gente se exprese en las urnas, esperemos
que a partir de mañana haya esperanza", afirmó el
anarcocapitalista visiblemente cansado y desaliñado.
Su vice, Victoria Villarruel, conocida por sus posiciones
negacionistas sobre la dictadura, estuvo en el centro de una
protesta de un grupo de familiares de desaparecidos, que
cubrieron el exterior del edificio del colegio electoral con
fotografías de las víctimas.
"Es la primera vez que la hija de un militar puede llegar al
ejecutivo, no entiendo qué quieren, tienen hijos de terroristas
en el gobierno desde hace años", reaccionó la exponente de
Libertad Avanza, dejando entrever el nivel de confrontación que
podría desencadenarse con buena parte de la población, en caso
de una victoria.
Pero quien resulte elegido afrontará un camino cuesta
arriba. Les espera una complicada agenda económica, que va desde
la necesidad de medidas rápidas para contener las presiones
inflacionarias sin afectar el doloroso panorama socioeconómico
hasta el cuello de botella de las importaciones, desde los
pasivos del Banco Central hasta decisiones clave sobre los
vencimientos de la deuda pública y la negociación con el Fondo
Monetario Internacional. Y ni Massa ni Milei parecen tener las
ideas realmente claras sobre qué hacer. (ANSA).
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