Argentina: Milei vs. Massa, elección clave

El balotaje del miedo, ultra liberalismo frente a progresismo

Argentina vota. Sergio Massa vs. Javier Milei en elección presidencial (foto: ANSA)
Argentina vota. Sergio Massa vs. Javier Milei en elección presidencial (foto: ANSA)

(ANSA) - BUENOS AIRES, por Alejandro Di Giacomo - El oficialista Sergio Massa y el "outsider" Javier Milei afrontará mañana un tenso y decisivo balotaje presidencial, que decidirá quién guiará el país en los próximos cuatro años, con sondeos preliminares que muestran una inédita paridad y bajo espectros fantasmales que azuzan a un electorado en pánico.
    Sergio Massa es el actual ministro de Economía de un país que tiene el estigma de un 140% de inflación anual, con atroz caída del poder adquisitivo del salario y más del 40% de la población bajo la línea de pobreza, una cifra nunca vista en los últimos 40 años de democracia estable.
    Pese a cargar con esos lastres, el candidato de Unión por la Patria (peronismo, centroizquierda), un político hábil de frondosa trayectoria, se mantuvo competitivo y tiene la chance de mantener a su fuerza como gobierno. Massa propone "acabar con la grieta", que tanto repudia el electorado, y construir un país de "unidad nacional" con igualdad, un estado presente, pero altamente eficiente a diferencia de lo que tiene a sus espaldas.

Sergio Massa (a la izquierda de la imagen) y Javier Milei (derecha). Domingo de balotaje presidencial en Argentina

 
    Pero, en muchos electores, el fantasma de la mochila que arrastra el ministro causa espanto. La oposición insiste en que "Massa es más de lo mismo" y ese discurso ha ganado adeptos.
    En contra punto, emerge Milei impulsado por la agrupación La Libertad Avanza (LLA), que cuenta con el apoyo de buena parte del partido del expresidente Mauricio Macri. Un histriónico y "rara avis" que promete "acabar con la casta" como llama despectivamente a a la clase política, enarbola un "liberalismo extremo" y promete drástico recortes al gasto público, con dolarización, cierre del Banco Central, reducción del estado a su mínima expresión y una motosierra como tragicómico símbolo.
    Su inexperiencia, una supuesta inestabilidad emocional y un vehemente frenesí por acabar con la "cosa pública" -entre eso con las universidades y hospitales estatales- y otros desatino como "la libre venta de órganos" o cierto renunciamiento a "la causa Malvinas", disparan el terror en la otra porción del electorado.
    Así, por uno o por otro postulante, por el futuro incierto, por el negro pasado recurrente, los argentinos votan mañana con resquemores, en estado de pánico casi y, muchos de ellos, bajo la premisa de optar por "el mal menor".
    Ambos candidatos están obligados a captar a algo más de un 30 por ciento de electores que no votó por ellos ("los huérfanos" como los llaman los encuestadores) en la primera vuelta, mientras que hay entre un 12-14% de indecisos. Lo que ocurra en la populosa provincia de Buenos Aires y en Córdoba, dicen los expertos, puede definir la elección. Las encuestas muestran diferencias mínimas entre ellos (de entre un 2-4%), casi el mismo porcentual que las métricas dan a los márgenes de error. Por lo tanto, la incertidumbre es la reina.
    Encima, desde LLA se agitaron los espectros de la posibilidad de fraude en las urnas, algo nunca visto en la Argentina moderna. El secretario de actuación electoral de la Cámara Nacional Electoral (CNE), Sebastián Schimmel, sostuvo hoy que "son versiones absolutamente infundadas" y llamó a las partes a una reunión para "preservar la convivencia democrática". (ANSA).