El libertario y su propuesta de dolarización.
(ANSA) - BUENOS AIRES, por Santiago Farrell - Treinta años después, el sueño de una moneda fuerte como el dólar vuelve a ilusionar a millones de argentinos como vía de escape a a una crisis económica y una inflación de tres cifras: en los años 90 fue con Carlos Menem y su "uno a uno" entre el peso y el billete verde; ahora es con Javier Milei y su dolarización.
"El primer gobierno de Menem fue el mejor de la historia", suele repetir el candidato libertario que este domingo disputará con el ministro de Economía, el peronista Sergio Massa, el balotaje de las elecciones presidenciales argentinas.
En una muestra más de lo difícil que es describir ideológicamente al peronismo ("esa mitología argentina que rompe todos los esquemas", según el expresidente uruguayo José "Pepe" Mujica), el ultraliberal Milei reivindica el legado del peronista Menem, al que Massa no mencionó ni una vez en campaña.
"Menem logró conectar con el deseo inconsciente, popular, generalizado, de tener una moneda que pueda ser un dólar. Y la base de la dolarización que propone Milei no es técnica, sino simbólica", explica el sociólogo Carlos De Angelis, especialista en opinión pública de la Universidad de Buenos Aires.
"La propuesta de Milei está anclada en un deseo simbólico de gran parte de la ciudadanía argentina, que veo mucho en los jóvenes, que te dicen 'me gustaría ganar en dólares'. Y el dólar, ¿qué te asegura? Te asegura una suerte de ciudadanía universal", explica.
Para este sociólogo, "con el dólar puedo estar en cualquier lado y puedo decir 'soy un consumidor', porque puedo consumir en dólares".
Carlos Fara, consultor político y experto en campañas electorales, coincide en que Milei, al igual que Menem, "supo generar expectativas importantes de un futuro mejor, que solo pueden transmitir líderes que se creen mesiánicos".
Estos líderes "generan una gran adhesión simbólica y emotiva que convierte a sus votantes en fans", agrega Fara. "Están más allá del bien y del mal, por lo tantos sus errores y contradicciones no son relevantes para quebrar adhesiones".
De ahí que no importen las innumerables objeciones de economiastas, inclusive muchos ortodoxos, que haya recibido la propuesta de dolarización de Milei que, además, la ha ido cambiando con el tiempo, sin que se le conozcan los detalles precisos.
Además de apostar al dólar como objeto de deseo, las agendas de Menem y Milei tienen otra gran coincidencia: ver al Estado como el gran enemigo a derrotar. El caudillo peronista de los '90 lo corporizaba en las empresas públicas ineficientes de aquellos años, el libertario en la multiplicidad de dependencias y en la cantidad de empleados y beneficiarios de programas de asistencia.
En los 90, Menem llevó adelante una política que pasó a manos privadas servicios públicos como el gas, la electricidad, el agua, los ferrocarriles, y empresas como la petrolera YPF o Aerolíneas Argentinas -que luego volvieron a ser estatales- con un alto costo social. Milei simboliza su voluntad de ajuste en la ya célebre "motosierra" con la que amenaza podar al Estado.
(ANSA).