Quería desencadenar una guerra regional, Washington Post.
(ANSA) WASHINGTON - El plan de Hamás iba más allá del primer ataque del 7 de octubre y preveía una segunda fase con bombardeos en otras grandes ciudades israelíes, hasta llegar a Cisjordania. El objetivo final era provocar una violenta reacción israelí y desencadenar una guerra regional, con graves bajas entre los civiles de Gaza.
Así lo reveló el Washington Post, basándose en pruebas analizadas por más de una docena de altos y antiguos ejecutivos de los servicios de inteligencia de países occidentales y de Medio Oriente.
Las primeras pistas, informa el periódico, proceden de los cadáveres de los militantes de Hamás abatidos: mapas, bocetos, notas, armas. Algunos tenían comida, munición y equipo suficientes para varios días, y habían recibido instrucciones de continuar adentrándose en Israel si la primera oleada de ataques tenía éxito, para alcanzar centros urbanos más grandes y bases militares.
Los equipos de asalto consiguieron penetrar hasta Ofakim, una ciudad israelí situada a unos 24 kilómetros de la Franja de Gaza y aproximadamente a la mitad de la distancia entre el enclave y Cisjordania.
Según dos altos cargos de los servicios de inteligencia de Medio Oriente y un exfuncionario estadounidense, una unidad transportaba información de reconocimiento y mapas que sugerían la intención de continuar el asalto hasta la frontera con Cisjordania.
Hamás ha ido aumentando en los últimos meses su radio de acción los militantes de Cisjordania, aunque el grupo afirma que no les informó con antelación de sus planes para el 7 de octubre.
"Si eso hubiera ocurrido, habría sido una enorme victoria propagandística, un golpe simbólico no solo contra Israel, sino también contra la Autoridad Palestina", el gobierno que ejerce un control parcial en Cisjordania, subrayó el ex 007 estadounidense.
No está claro, sin embargo, señala el diario, si los dirigentes de Hamás tenían expectativas realistas de avanzar hacia Cisjordania. Es más, parece que ni siquiera estaban seguros de que la mayoría de los equipos de ataque del 7 de octubre alcanzarían sus objetivos iniciales.
En cambio, estaban seguros de que se produciría una vasta represalia israelí en Gaza, que era su objetivo final, volver a poner la cuestión palestina en el centro de atención y bloquear la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita.
Las pruebas también arrojan nueva luz sobre las tácticas y métodos utilizados por Hamás para engañar al tan elogiado sistema de inteligencia israelí y frustrar los esfuerzos iniciales de las Fuerzas de Defensa para detener el ataque.
Fue un plan desarrollado durante más de un año y conocido solo por un pequeño número de dirigentes de Hamás, con ejercicios sobre el terreno que pasaron desapercibidos, cartografía con drones, satélites, información extraída de algunos de los residentes de Gaza con permiso de trabajo en Israel, fotos de inmuebles y publicaciones en las redes sociales que describían la vida en los kibutzim. Información no especialmente sofisticada, pero metódica.
"Si estás en una cárcel, estudias el sistema de seguridad de la prisión", explica Ali Soufan, antiguo agente del FBI.
Por último, las señales equívocas dadas por los dirigentes de Hamás, empezando por su jefe militar, Yehiya Sinwar, que en los últimos años había hecho alarde de pragmatismo al insinuar que el movimiento no quería más guerras. Y el golpe se produjo en el momento de mayor distracción y debilidad de Benjamin Netanyahu, amenazado por una protesta histórica por su reforma de la justicia. (ANSA).