(ANSA) - BEIRUT, 11 NOV - Frente a decenas de líderes
árabe-islámicos reunidos en Arabia Saudita, Irán elevó el tono
de su retórica contra Israel, y reiteró la necesidad de borrar
al Estado judío de Medio Oriente, y mantuvo altos los riesgos de
negociación con Estados Unidos, al acusar a Washington. de
proporcionar combustible para la ofensiva israelí en la Franja
de Gaza.
En la primera visita en 11 años de un presidente iraní a
Arabia Saudita, Ebrahim Raisi afirmó que la única solución al
conflicto actual "es la resistencia continua contra la opresión
israelí, hasta la creación del Estado palestino desde el río
hasta el mar", y argumentó, de hecho, la necesidad de destruir
a Israel
"El paso del tiempo no legitima la ocupación ni crea un
derecho para el ocupante", advirtió Raisi, y añadió que
cualquier solución a la cuestión palestina debería incluir el
hecho de que el régimen sionista es un ocupante y no tiene
derechos sobre la tierra palestina.
"Besamos las manos de Hamás", añadió el jefe de Estado
iraní, que luego se reunió con el príncipe heredero saudita
Muhammad bin Salman por primera vez desde el deshielo
diplomático y político entre ambos países en marzo.
En la cumbre de Riad, Raisi invitó a los líderes
árabe-islámicos a "decidir de qué lado están", a "armar a los
palestinos", a definir al ejército israelí como una
"organización terrorista", a "aplicar sanciones y un boicot
energético contra Israel", "enviar inspectores internacionales a
las instalaciones nucleares israelíes" y llevar a Estados Unidos
e Israel ante el tribunal internacional de La Haya por los
crímenes cometidos en Gaza. Mientras que el presidente
palestino, Abu Mazen, declaró que su pueblo está "sometido a una
guerra de exterminio que ha cruzado todas las líneas rojas" y
que Israel es "plenamente responsable de las muertes y heridas
de todos los palestinos".
Las palabras de Raisi desde Riad tuvieron eco en las de
Hassan Nasrallah, líder del grupo libanés proiraní Hezbolá. En
su segundo discurso desde el 7 de octubre pasado, Nasrallah
reiteró que el frente de guerra del sur del Líbano contra el
norte de Israel "sigue abierto", y que en los últimos días el
Partido de Dios aumentó
gradualmente los riesgos del conflicto al enviar "drones espías
sobre los cielos de Haifa" y utilizando armas más poderosas.
En su discurso anterior tras el inicio de las hostilidades,
Nasrallah había advertido a Israel que por cada civil libanés
asesinado habría una respuesta simétrica de Hezbolá. En los
últimos días, los ataques israelíes mataron a tres niñas de 10,
12 y 14 años y a su abuela. "Disparamos contra Kiryat Shmona",
dijo Nasrallah en referencia a uno de los ataques a la localidad
israelí del norte de Galilea.
El líder de Hezbolá afirmó luego de manera aún más explícita
que Irán apoya política y concretamente a todos los movimientos
de resistencia antiisraelíes en la región "con dinero, armas y
medios", y reiteró, sin embargo, que Teherán no impone a estos
grupos en el Líbano, Irak, Yemen y Siria, sus propias
decisiones.
Hablando del frente de guerra regional, el líder chiita
libanés se dirigió a Estados Unidos y dijo que los grupos
armados en Medio Oriente seguirán atacando objetivos
estadounidenses en Siria e Irak hasta que "cese la agresión a
Gaza". Luego argumentó que "el tiempo juega a favor de los
movimientos de resistencia y ayuda a infligir la derrota a los
ocupantes".
Por su parte, el príncipe heredero bin Salman habló en un
tono mucho menos acalorado hacia Israel y Estados Unidos. MBS,
que antes del 7 de octubre avanzaba hacia un acuerdo histórico
con Israel, pidió el cese inmediato de las operaciones militares
en Gaza y la liberación de todos los prisioneros.
El líder saudita de facto resucitó luego en Beirut los
puntos del plan de paz propuesto por Riad hace 21 años: el único
camino, reiteró, es "el fin de la ocupación israelí y de los
asentamientos ilegales, el restablecimiento de los derechos
adquiridos del pueblo palestino y la creación del Estado dentro
de las fronteras de 1967, con Jerusalén Oriental como capital".
(ANSA).
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