Kiev nuevamente bajo los misiles rusos

Después de casi dos meses.

(ANSA) - ROMA, 11 NOV - Después de casi dos meses, Kiev vuelve a ser blanco de misiles rusos. La capital ucraniana se despertó la madrugada del sábado por dos potentes explosiones provocadas, según las autoridades locales, por la caída de otros tantos cohetes que no causaron víctimas ni daños, mientras que un tercer misil balístico fue derribado por los sistemas de defensa Patriot.
    El ministerio de Defensa de Moscú dijo que un depósito de municiones fue destruido. Pero el significado simbólico es más importante: la incursión, de hecho, coincidió con las celebraciones por el primer aniversario de la reconquista ucraniana de Jerson, una ciudad en el sur del país que el presidente Volodimir Zelensky definió como "sinónimo de esperanza" para la liberación de las tropas ocupantes.
    Mientras tanto, Rusia, que durante mucho tiempo se ha visto vulnerable a los ataques con aviones no tripulados ucranianos en lugares tan lejanos como Moscú, continúa sufriendo sabotajes en lo profundo de su territorio. Diecinueve vagones de un tren de mercancías descarrilaron en la región de Riazán, a 200 kilómetros al sureste de la capital, en lo que el comité de investigación calificó de acto de "terrorismo" llevado a cabo mediante la detonación de un artefacto improvisado. Tampoco se registraron víctimas en este episodio, que parece ser uno de los numerosos sabotajes a la red ferroviaria rusa que se han producido desde el inicio de la operación militar en Ucrania en febrero de 2022.
    Mientras tanto, en un mensaje en vídeo con motivo del aniversario de la liberación de Jerson, Zelensky aseguró que todas las ciudades y pueblos del país serán devueltos a su gente. Un objetivo, subrayó, que será posible alcanzar si "se comparte" y si los ucranianos y sus partidarios occidentales permanecen "unidos". Palabras en las que no es difícil escuchar un eco de la polémica suscitada en los últimos días por las entrevistas concedidas por estrechos colaboradores del presidente a revistas internacionales que cuestionaban la capacidad de las fuerzas de Kiev para lograr una victoria en el terreno. Entre ellos, el jefe de las fuerzas armadas, el general Valeriy Zaluzhny, que en declaraciones a The Economist había definido la guerra en curso como una guerra de "posición" y de "desgaste" destinada a favorecer a Rusia.
    Zhaluzny unió hoy su voz a la del presidente para decir que los soldados ucranianos "siguen luchando para defender nuestra tierra con determinación". "Estoy convencido de que juntos venceremos", añadió el general. Empero, Josep Borrell destacó la decepción de los aliados occidentales de Kiev por una contraofensiva iniciada en junio que no produjo los resultados deseados. "La victoria de Ucrania no parece ser inmediata", señaló el máximo responsable de política exterior de la Unión Europea. Para luego reiterar, como siempre, que los europeos deben permanecer "dispuestos política y materialmente a ayudar a Ucrania". De hecho, "incluso para reemplazar a Estados Unidos si su apoyo disminuyese".
    En el año transcurrido desde que los rusos se retiraron de Jerson, el frente prácticamente se congeló y ambos ejércitos no han podido lograr ningún avance, a pesar del elevado número de pérdidas humanas. En el terreno, lo que ha sido noticia en las últimas semanas son sobre todo los intentos de las tropas de Moscú, que continuaron en las últimas horas, de conquistar Avdiivka, una pequeña ciudad al norte de la ciudad de Donetsk. Y a esto le sumamos los continuos bombardeos.
    Además de los misiles, que anoche también impactaron en la ciudad portuaria de Odesa, en el Mar Negro, provocando tres heridos, los rusos utilizaron 31 drones kamikaze Shahed, dirigidos también contra localidades del sur y el este del país.
    Diecinueve fueron derribados, según la Fuerza Aérea de Ucrania.
    En cuanto a Kiev, la defensa aérea "funcionó", pero "la ansiedad continúa", escribió el alcalde de la capital, Vitali Klitschko, en su canal Telegram. (ANSA).